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con tacto

51 árboles talados en Gijón para "festejar"
el Día del Medio Ambiente.

Por Juan Robles.

Conozco a MLR desde hace ya bastantes años y he ido siguiendo su polifacética trayectoria con el interés que me merece. Nos vemos de vez en cuando por la calle y, a veces, nos vamos a tomar un vino y charlamos de esto y de aquello. Recuerdo que la última vez me dijo:
-Vas a probar un vino del Bierzo que te va a encantar.
Efectivamente, aquel vino me gustó, pero lo que me encantó de verdad fue la historia que MLR me contó como introducción antes de pegar el primer trago. El vino se llama, creo recordar, “Cuatro huellas” y se llama así porque en aquel viñedo enclavado en un paraje agreste, rodeado de genista y robledales, dejó un día sus huellas un oso metido a vendimiador.

Así es MLR, te lleva al vino hablándote de la huella del oso y, luego, enlaza con lo que le pasó en su última excursión montañera, cuando llegó a una campera y se encontró a un lobo durmiendo y se puso a hacerle fotos como si fuera un casting. O se pone a contarte que en las aguas del puerto deportivo abundan los centollos, pero escasea mucho la anguila y la quisquilla prácticamente se extinguió.

Siempre dice que hay mucho “ecololó”, pero ecologistas, muy pocos, y menos izquierdistas que en 1940. Eso lo suele repetir con frecuencia, que así es él de radical. Y fue a él a quien yo le oí por primera vez eso de que “la mejor bombilla de bajo consumo es la que está apagada”.

Las compañías eléctricas mandan mucho en España, dice siempre, fíjate que con tanto “bajo consumo” y tanta "eficiencia", cada vez es más gorda la factura de la electricidad. Y remacha el asunto diciendo: la energía solar y eólica se podría haber echado a funcionar hace treinta años, pero no lo hicieron hasta que los gobiernos les dieron el negocio y la suculenta tajada a las eléctricas.

Cuento todo esto de MLR porque ayer me mandó un e-mail con 51 fotos adjuntas. El título del mensaje era el que lleva este artículo y el texto decía lo siguiente:

“Querido Juanín: En la Avenida de Portugal de esta sufrida ciudad de Gijón han talado 51 árboles. El instigador de esta salvajada es el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo, al que desde ya mismo cambio el título y recorto el apellido, de forma que lo llamaré siempre Pedro Jurjo, concejal de Rascacielos y Motosierras.

51 árboles talados, de momento, y como en la oprobiosa, han unido el desmán con la provocación, pues lo han hecho coincidir con el Día Mundial del Medio Ambiente. ¿Te das cuenta Juan, tú que has viajado por Europa, que en Gijón apenas quedan árboles centenarios, excepción hecha de las palmeras del Muelle?

Parece ser que este Pedro Jurjo quiere cerrar la autopista y meter todo el tráfico por la Avenida de Portugal. Lo hace para tener más superficie libre junto a las vías del ferrocarril, donde, como sabes, van a encasquetar seis rascacielos. O sea, lo de siempre: terreno público para especulaciones privadas bajo patrocinio del Ayuntamiento.

51 árboles, 51 seres vivos: ¿Qué más les da a estos zaragatas que nunca lo vieron más gordo? ¡Qué los pongan de plástico, hombre! Si, total, dentro de diez años, en la siguiente “remodelación”, otra vez les van a estorbar. ¡Qué los pongan de quita y pon!


Querido Juan: tú que tienes el don de la escritura, escribe algo, que 51 árboles caídos por le hacha de la ignorancia supina merecen un buen epitafio. Y recuerda que, como digo tantas veces, “el tonto nunca para de hacer tontadas”.

Nos vemos y pago vermut.
Un abrazo.”

Yo, por mi parte, solamente tengo que añadir aquello de: “imprímase”.
Nota.- Este webmaster ha quedado hasta el gorro de "copiar y pegar" tocones.
Fdo. El webmaster