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Selva cartografiada, selva urbanizada.

 

Por Carmelo de Samalea



Dicen que desde el año 2000 está circulando por internet uno de esos mensajes en cadena que, en concreto, avisa de que el congreso de Brasil está votando un proyecto de ley que reduciría la superficie boscosa amazónica a la mitad.

Claro, si ya están votando, no cabe perder un segundo más y hay que poner nombre y apellidos y dni con apremio, y reenviarlo a nuestros contactos con no menos celeridad: ¡quieren reducir la Amazonía a la mitad! ¡Qué bestias!

Dice un viejo principio de la lucha ecologista que “hay que pensar globalmente y actuar localmente”. Pero, hombre, es tan cómodo dar cuatro teclazos en el ordenador, colocar el puntero del ratón en enviar y pulsar, que no admite ninguna comparación con cualquier otra forma de activismo medioambiental. Por ejemplo, con tener que salir a la calle y, delante de todos los vecinos y conocidos, encadenarnos con otros radicales a los árboles del parque o del paseo que quieren talar por capricho de la borreguez concejil. Ni tampoco vamos a hacer un streaking contra el sádico y sanguinario espectáculo de las corridas de toros. ¿Vas a coger el cubo y el cepillo para pegar carteles, y el spray para hacer pintadas porque las depuradoras no funcionan, los manantiales se contaminan y nadie controla las emisiones de térmicas y siderúrgicas?

Es lo bueno que tiene la selva amazónica, que con mandar un mensajito desde el sofá de casa, ya cumpliste.

Pues, no, no cumpliste ni sirvió para nada. La selva amazónica, las selvas amazónicas del mundo, aunque sean en el Artico de Alasca o en el trópico de Vietnam, las van a joder bien jodidas. Todos los lulas del mundo, con corbata o sin corbata, marchan por la misma senda del desarrollismo capitalista.

Lula da Silva es otro Vicente Alvarez Areces que va a aprobar la construcción de más centrales nucleares en Brasil como en Asturias se defiende, promueve y ampara la construcción de más centrales eléctricas, que va a hacer más pantanos y desviar el cauce de los ríos en la Amazonía, como éste lo quiere hacer en los parques naturales. Lula da Silva y Tini Areces, para utilizar sus “alias” populistas, son dos encorbatados que hablan con la encantadora lengua de serpiente, mientras planean más autopistas, más líneas ferroviarias de alta velocidad, más tendidos eléctricos de alta tensión… Son colegas de ese mismo desarrollismo capitalista sin fin carente de moral y también de principios.

Cuando un territorio, aunque sea una selva, está cartografiado y hasta fotografiado, pongámonos ya en lo peor: es que lo quieren “desarrollar”, es que lo quieren “urbanizar”. Así que: ¡Bienvenidos a la Selva Temática del Amazonas!