Nosotros
si somos una plaga peligrosa. Son unas 30.000 las especies (animales
y vegetales) que hemos puesto en peligro de extinción
Las palomas no son el problema, el problema
es el hombre
Por
Ana I. Martín.
Día 30 de
noviembre, Campo Valdés a mediodía. Dos empleados municipales
están dando de comer grano a las palomas. ¡Qué raro!
Avanzo y se oye un estrépito. Al acercarme aun más veo
un grupo de 7 u 8 palomas, inermes y aturdidas, atrapadas en una red.
¡Qué hacen! Responden que las van a llevar al vivero municipal
para analizar su estado sanitario. Al tiempo llegan dos “abuelos”.
Uno dice “son para el arroz”, “la culpa la tienen
los que les dan de comer”; el otro se agacha para, con sumo cuidado,
coger una de ellas. ¡No la toque! le instan.
Pienso, aunque lo dudo, que podría ser una campaña para
el tratamiento de sus enfermedades. Investigo y llego a la conclusión
de que el vivero de plantas, es en este caso morgue para las palomas.
La paloma es un animal amable que nos acompaña desde siempre
en el campo y en la ciudad. Ahora las palomas urbanas están siendo
sometidas a una “cacería”. Se las acusa de ser las
“ratas del aire” y constituir una plaga. Su alimento natural
escasea (se empastan hasta los alcorques), y está multado darles
de comer, pero evidentemente necesitan hacerlo y para ello se han adaptado
a alimentarse de todo tipo de desperdicios que deja el hombre, en parques,
en las calles y en las terrazas hosteleras. En realidad están
haciendo una labor de limpieza, a cambio de malnutrirse en detrimento
de su salud. Estimo que el problema no son las palomas, el problema
es el hombre.
Personalmente considero molesto sentarme en una mesa todavía
con los restos de la consumición anterior, algo por otra parte
más insalubre que la presencia de las palomas. Más molesto
es tener que soportar la ruidosa zafiedad de las despedidas de soltero
o las manifestaciones de un botellón, junto con los desmanes
de unos y otros. Y ¿qué decir del grave problema de la
calidad del aire que respiramos y de las aguas fecales que van directamente
al mar? Las palomas tampoco son una plaga. No cumple ni el requisito
del número ¿cómo se realiza el censo dada su movilidad?,
ni tampoco son peligrosas para nuestra salud. Las enfermedades que padecen
las transmiten entre ellas, pero no a nosotros. El riesgo de contagio
a través de sus heces existe, pero tendríamos, literalmente,
que entrar en contacto con una cantidad ingente de excrementos (que
contuvieran agentes patógenos ) y comerlos.
Creo que no hace falta eliminarlas, de ello ya se encargan los coches,
las gaviotas, quizá aves rapaces, las enfermedades y el final
de su ciclo vital. Apunto como solución, mayor diligencia en
la limpieza por parte de todos, suministro de grano a cargo del Ayuntamiento,
y si es necesario, eliminación de los nidos actuando sobre los
huevos, nunca sobre los pollos ni los adultos. Esto último también
vale para las gaviotas.
En general, nuestra especie se considera superior a las demás,
olvidándonos de que también somos animales (la dosis de
racionalidad en muchas ocasiones es escasa) y los animales son mucho
más que seres manipulables sin más, muchas veces con crueldad.
Ellos también sienten y sufren. Son demasiados los ejemplos de
maltrato hacia los animales, tanto salvajes como domésticos.
Nosotros si somos una plaga peligrosa. Son unas 30.000 las especies
(animales y vegetales) que hemos puesto en peligro de extinción.
Causas: contaminación, destrucción de hábitats,
caza furtiva y el cambio climático. Una pequeña muestra
a escala local, es la práctica desaparición de los bosques
de algas laminarias que, hace años, se podían ver cimbrear
en la zona infralitoral de El Rinconín con bajamar intensa.
No nos queremos dar cuenta de que las consecuencias de esta forma de
actuar se vuelven contra nosotros mismos. Como ejemplo: la prevalencia
de enfermedades y la aparición de otras nuevas, inviabilidad
de algunos cultivos, desaparición de ecosistemas y de especies
que nos son imprescindibles, los mares y sus pobladores contaminados
hasta la toxicidad, producción de fenómenos meteorológicos
inusuales, regresión de la línea de costa…