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Entre Repúblicas

La política y los periódicos.

En 1910, Javier Bueno publicaba en El Radical, de Lerroux
una columna diaria llamada "Palabras de un salvaje"

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La política y los periódicos.

Por Javier Bueno.

 

Los reporters políticos son hombres que creen en la trascendencia de sus funciones y en la trascendencia de la política. La política para ellos es algo tan grande y tan importante, que un periódico moriría por falta de lectores, si no dedicase a la política un gran espacio. Yo, en cambio, creo que si en España no hay periódicos con millones de lectores es por culpa de los reporters políticos.

Aquí, en cuanto el Sr. Canalejas dice una vulgaridad cualquiera, y esto ocurre todos los días, el reporter político llega jadeante a la redacción y dice:
-Esto es muy importante; son las declaraciones de Canalejas. Ha dicho “que el gobierno cumplirá en todo momento con su deber”.

Ya sabemos que los gobiernos entienden sus deberes de extraña manera. El gobierno del Sr. Maura entendió que era un deber fusilar a Ferrer.

El redactor político de un periódico cree que tienen más importancia los comentarios que se hacen en el salón de conferencias del Congreso, que el descubrimiento de un suero contra la tisis. Si el conde de Romanones ha agitado varias veces la campanilla, afirman ahuecando la voz y con gran misterio, que el conde trata de mermar los derechos del diputado.

Pero es preciso consignar que toda la culpa no es de los reporters. La culpa es también de la política que, según dicen, es como las mujeres, el vino o el tute; apasiona. Pongan ustedes al hombre más sensato a que haga información en la Presidencia del Consejo o en el Parlamento, y a los dos días es tan majadero que cree en la eficacia de la “Gaceta” y en la inteligencia de Calbetón.

En los periódicos se llenan columnas y más columnas con los extractos de los discursos pronunciados en el Congreso y en el Senado. A diario leemos: “El señor X pide con gran elocuencia que se conceda una estación telegráfica al balneario de R.” “El ministro le contesta que se ocupará del asunto.”

Los reporters políticos y los periódicos conceden gran importancia a todas las tonterías, siempre que el que las diga ocupe un cargo público o se siente en los escaños.