¡Qué niño es don Benito!
Por
Javier Bueno.
Don Benito
Pérez Galdós es un niño de sesenta
y nueve años. En un momento se enfurece por una
nimiedad, pero poco después se calma y es la
misma bondad en persona.
En
ese instante de enfurecimiento, don Benito dijo que
rara vez se tropieza con republicanos sinceros, que
en el partido republicano hay más caciquillos
que en ningún otro, que nadie quiere la revolución,
porque a todos les va muy bien en el machito y que estaba
asqueado y se iba con Pablo Iglesias. “El y su
partido –añadió- son lo único
serio, disciplinado, admirable, que hay en España.”
Yo estoy
seguro de que a estas horas don Benito no piensa lo
mismo que cuando esto dijo. Hoy ya es diputado por ese
mismo partido en cuyos impulsos revolucionarios no creía.
Alguien se
alarmará de que yo reconvenga a don Benito, pero
a mí la opinión que merezcan mis artículos
no me preocupa.
Don Benito
no cree que los republicanos quieran la revolución,
y en cambio cree que Pablo Iglesias y los suyos son
terribles revolucionarios. Sin duda, don Benito no se
acuerda de aquellas palabras de Iglesias cuando decía:
-Nosotros somos partidarios de la legalidad. Dentro
de la legalidad conseguiremos mejoras para el proletariado.
Iglesias
era un revolucionario que lo esperaba todo de las leyes,
y pregonaba que el partido socialista no había
sido atendido nunca, más que por el Sr. Maura.
Esto será
muy serio, como afirma don Benito, pero convengamos
en que no es muy revolucionario. Los revolucionarios,
creo yo, importa poco que sean serios, lo que es indispensable
es que no confíen en las leyes ni en el Sr. Maura.
El
partido socialista, mientras estuvo solo, no hizo temblar
a los burgueses. Todos sus actos revolucionarios se
limitaban a la manifestación del 1º de mayo.
Ese día, todos los socialistas paseaban muy de
mañana por la calle de Alcalá, guardando
el mayor orden y en profundo silencio. Silencio para
no despertar a los burgueses que dormían tranquilamente,
y muy de mañana para no estorbar al burgués
cuando fuese a las once a tomar el vermut.
Yo
no creo, aunque don Benito lo afirme, que Pablo Iglesias
sea más revolucionario que D. Tomás Romero.
La seriedad y el respeto a las leyes serán cosas
admirables, pero nunca hicieron temblar a la burguesía.