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El primer congreso obrero de Gijón (III)


El primer congreso obrero de Gijón (III)

Centros obreros de Gijón

Del libro de Ramón Alvarez Palomo:
Eleuterio Quintanilla, vida y obra del maestro.

Publicamos a continuación las Sociedades Obreras organizadas en esta villa, con el número de afiliados que a cada una le corresponde, según datos que nos han sido suministrados en los respectivos Centros obreros donde tienen sus domicilios.

"Federación de Sociedades Obreras domiciliadas en la calle de Casimiro Velasco: Mamposteros, Albañiles y Peones, 510 asociados; Carpinteros y Ebanistas, 270; Pintores, 110; Modelistas y Moldeadores, 115; Caldereros y Ayudantes, 120; Ajustadores, Torneros y Forjadores, 120; Oficios Varios, 40; Botelleros Mecánicos, 115; Sombrereros, 70; Labrantes, 16; Aserradores Mecánicos, 360; Estampadores y Esmaltadores, 115; Constructores de Carruajes, 40; Peluqueros, 40; Panaderos, 80. Total 2.115.

Federación de Sociedades Obreras domiciliadas en el Centro de la calle Anselmo Cifuentes: Ferroviarios (en organización), 100 asociados; Obreros del Hierro, 155; Oficios Varios, 210; Mozos de Almacén, 147; Tranviarios, 87; Panaderos, 12; Gasistas y Electricistas, 70; Tipógrafos y similares, 105; Obreros del Municipio, 165; Sombrereros, 30; Alfareros, 50; Camareros, 70; Broncistas y Hojalateros, 40; Agrupación Socialista de Tremañes, 22. Total 1.547.

Sociedades instaladas en el Centro Federal: Obreros del Muelle, 368; Carreteros, 125. Total 493.

Sociedad de Pescadores, domiciliada en la Cuesta del Cholo, 48; Asociación de Agricultores, domiciliados en el número 38 de la calle Anselmo Cifuentes, 1.306; Dependientes de Comercio, domiciliados en la calle Covadonga, 115.

Las organizaciones que dejamos reseñadas hacen un conjunto de 6.055 afiliados, hombres que viven del producto del trabajo y que aspiran a su mejoramiento social.

La feliz circunstancia de poder ilustrar las dimensiones del movimiento sindical de entonces, con la aportación de estadísticas públicas, forzosamente incompletas, pero que permiten captar la realidad social, gracias a la gama de profesiones asociadas, nos invita a describir los Centros Obreros de orientación libertaria que conoció Gijón a partir de 1900, sin anotar con detalles los de influencia ugetista, tales como el del Humedal o el de la calle de Pelayo. Ese aspecto, en apariencia secundario de la historia obrera, servirá para seguir y comprender mejor el crecimiento de la fuerza que logró vencer la conjura militar en 1936, a pesar de encontrarse frente a un ejército prevenido y equipado que jugó, además, la carta de la sorpresa y la traición.

El primer Centro Obrero gijonés de que tenemos noticia, funcionó en la calle Dindurra entre 1900 y 1901. Hubo de clausurarse ante la imposibilidad material de hacer frente al devengo de los alquileres. Suponemos que esa situación deficitaria fuese consecuencia directa de la huelga general por las ocho horas, declarada en las ciudades españolas donde tenía arraigo el movimiento sindicalista libertario.

A fines de 1907 o principios de 1908 inauguraron un nuevo domicilio social en la Carretera de la Costa, nº 16, los obreros de la madera, que fueron atrayendo otras profesiones, como lo atestigua la participación en actos públicos de representantes del citado Centro y las convocatorias aparecidas en la prensa. de Comisiones organizadoras profesionales como la de Oficios Varios, integrada por Quintanilla y Manjoya.

De allí y por razones de expansión que hacían insuficientes aquellos locales, la mayoría de las sociedades de resistencia que existían por entonces, se agruparon en la calle Casimiro Velasco, nº 25. Desde este, nuevo Centro se desplegó una briosa actividad, publicándose parte de la prensa libertaria aparecida en Gijón. La clase obrera, sensibilizada por la intensidad de la propaganda y las dimensiones del combate, afluyó a los sindicatos, lo que determinó nuevo traslado de las dependencias societarias a la calle de Cabrales, según pública declaración anunciando que el Centro Obrero de Casimiro Velasco cambiaba de local en condiciones excelentes para los asociados de las entidades integrantes. Al efecto, el Comité Administrativo tomó en arriendo los hermosos bajos de la casa del doctor Viña, situados en el nº 88 de la calle Cabrales, frente a la casa de Socorro: “Desde el 10 del mes que cursa (septiembre de 1911) quedaron instaladas en dicho local las secretarías de 15 organizaciones que forman el Centro Obrero, más las delegaciones de El Fieltro y Luz y Vida, entidades que tienen su domicilio en la sucursal de la barriada de La Calzada."

En la precedente estadística figura un Centro Federal, donde se reunían los obreros del muelle y los carreteros. Más tarde, en la misma calle de Linares Rivas, domicilio de la entidad republicana, se fundó un Centro Obrero, filial del instalado en la calle Cabrales. Al hablar de ese hogar sindical, queremos destacar la figura de José Antonio Tourman, uno de los militantes que más se distinguieron en el fortalecimiento de la naciente residencia obrera. Hijo de un francés originario de la Lorena, que huyó de su patria invadida por los alemanes en 1870, conoció, allá por 1917, las famosas conducciones a pie por carretera que le llevaron, por etapas, desde la cárcel de Oviedo a la de San Sebastián, visitando todas las prisiones del Norte que servían para escalonar la interminable y agotadora caminata, al tiempo que se relevaba la pareja de la Guardia Civil. Durante la dictadura del general Primo Rivera vivió en Francia, donde permaneció hasta la implantación de la República en España. Nuevamente boicoteado por la patronal, a] cabo de algún tiempo, regresó a Francia y, al comienzo del levantamiento militar, lo encontramos otra vez en Gijón. Fue consejero de Industria en el Comité Provincial y acabó la guerra como delegado del Consejo de Asturias y León en la zona de Langreo. El crucero faccioso Almirante Cervera, apresó el barco en que evacuaba y fue fusilado en Gijón el 14 de julio de 1938. a pesar de las angustiadas y apremiantes gestiones realizadas por su familia, que se encontraba en Francia, cerca de las autoridades de dicho país.

El local de Anselmo Cifuentes merece separada explicación, porque durante mucho tiempo proyectó la influencia socialista que se tradujo en la clásica división del movimiento sindical, gracias a la acción militante de Wenceslao Carrillo, más tarde miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional de la U.G.T., Ángel Martínez, Leoncio G. Moriyón y otros. Allí funcionaba la sección local del Sindicato Metalúrgico Asturiano; Ferroviarios de Langreo, con Pedro Meana a la cabeza, y los del Norte con Tirso Garrachón. La tenacidad ejemplar de un grupo de obreros libertarios inclinó a los trabajadores del carril a ingresar más tarde en la Federación Nacional de la. Industria Ferroviaria, adicta a la Confederación Nacional del Trabajo, aunque ya habían sido representados antes por Quintanilla en algún Congreso Nacional a juzgar por comunicados de prensa que tenemos a la vista.

Cuando empezaron a formarse los Sindicatos Únicos de Ramo e Industria, allá por 1918, se fusionaron El Modelo, La Constitutiva y alguna otra sociedad del metal, para crear el Sindicato Metalúrgico, logrando arrastrar a todos los trabajadores de la profesión, incluso la sección afecta a la U.G.T. (diciembre de 1919). Así terminó prácticamente el predominio socialista en Gijón, puesto que el último bastión constituido por el Centro de Anselmo Cifuentes acabó por sumarse al movimiento sindicalista revolucionario animado por José María Martínez y un grupo de jóvenes obreros del Dique, entre los que destacaban Avelino G. Mallada y Segundo Blanco.

En 1922, época de fuerte represión a seguidas de un conflicto, los socialistas abrieron un nuevo Centro con un cuadro de sindicatos que se reducen a las juntas directivas. Pero al año siguiente, menos atosigada por la embestida gubernamental y policiaca, vuelve la C. N. T. a la reorganización con una vigorosa campaña de propaganda que culminó (precisamente el mismo día del pronunciamiento del general Primo de Rivera) en un gran mitin celebrado en la Casa del Pueblo, presidido por Avelino G. Entrialgo y en el cual tomaron la palabra, José Villaverde, José Alberola, Avelino G. Mallada y Avelino Alonso (El Caleyu). El acto se transformó en una violenta protesta contra la naciente dictadura.