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Oficina de Defensa del Anciano
Planes para la invasión de España por las fuerzas del Eje.


Carta de Mussolini a Hitler en Marzo de 1943
sobre el desembarco Aliado en Africa y
la posible invasión de España por las fuerzas del Eje.


 

“(...) Hemos de reconocer que el desembarco angloamericano en el Norte de Africa ha sido una jugada feliz en cuanto ha creado una situación estratégica nueva que les permite pensar en la realización de unos planes que antes hubieran parecido fantásticos, a saber, la invasión del Continente. No me cabe la menor duda de que estos planes existen y que el enemigo se está preparando para realizarlos. Ahora tenemos la posibilidad de convertir lo que fue una operación feliz y afortunada, aunque no fácil, en una catástrofe que podría tener, a lo largo del desarrollo de la guerra, consecuencias imprevisibles en los Estados Unidos.”

Por lo que Mussolini propone a Hitler:

“1º) Resistir en Túnez hasta el último momento. Y en orden a hacer posible esta resistencia os he hecho urgente petición de refuerzos aéreos.
2º) Atacar por la espalda a los angloamericanos a través de España y del Marruecos español.
3º) Ocupar al mismo tiempo las islas Baleares para dar al Eje el dominio absoluto del Mediterráneo occidental. El día en que los primeros tanques alemanes alcancen Gibraltar por la espalda,
la flota inglesa deberá desalojar este puerto y dirigirse a Alejandría si continuamos todavía con el canal de Sicilia. Incluso sin la conquista del peñón de Gibraltar, tendremos, con la ayuda de cañones de largo alcance, el dominio del Estrecho y, mediante la aviación, el de todos los puertos atlánticos que hoy sirven a los americanos. Bloqueados los centros de abastecimiento, la suerte de las tropas anglofrancoamericanas estaría firmada. La jugada que yo os propongo es audaz, pero habéis dado demasiadas pruebas de audacia para que ésta no os interese...”

“Resta preguntarse: ¿Qué hará España? Nada. No se opondrá, porque no puede. No se opondrá, porque una maniobra de este género le es favorable... Esta maniobra, que debería tener el carácter de un ataque fulminante, devolvería al Eje la iniciativa en aquel mar, lo que será decisivo para la suerte de la guerra y permitirá a Italia marchar, como decididamente lo quiere, con Alemania hasta el fin. En este momento, Italia ha resistido y resiste a la presión de dos colosos, además de los franceses. Pero confío en que seáis el primero en daros cuenta de que una posición defensiva será condenada, tarde o temprano, al desmoronamiento.”

Este plan de Mussolini no tuvo acogida, pero dos años después, en Diciembre de 1944, Hitler lo recordará en una carta dirigida a Mussolini. Hitler afirma que a finales de 1940 y Enero de 1941 había decidido “cerrar el Mediterráneo hacia occidente, y en su entrevista con Franco el 23 de Octubre de 1940, “el acuerdo al que se había llegado tenía posibilidades de realización”. Pero para Hitler todo quedó desbaratado debido a la declaración de guerra de Italia contra Grecia: “el infausto comienzo de esta campaña dio a los ingleses coraje para desencadenar con éxito una ofensiva en Libia y hacer titubear a Franco por primera vez.”

Hay que tener presente que la contraofensiva inglesa de Diciembre de 1940 en el norte de Africa había estado precedida por el ataque italiano del mes de Septiembre anterior, cuando las tropas italianas del general Graziani llegaron hasta Sidi el Barrani. Pero esta ofensiva italiana debería de haber coincidido con el previsto desembarco alemán en Inglaterra que, tras varios aplazamientos, nunca se llegaría a producir.

Según los italianos, Franco llevaba una política basada únicamente en los intereses de España y ya antes de la declaración de guerra contra Grecia, “el embajador alemán del Reich había advertido desde Madrid al Ministerio de Exteriores que el gobierno español, para decidirse, esperaba de Hitler seguridades acerca de las reivindicaciones coloniales, ayuda económica y suministros de material de guerra; y que, aún así, los españoles sólo intervendrían después de que los alemanes hubieran desembarcado en Inglaterra. Todavía el 17 de Septiembre, el ministro Serrano Suñer repetía en Berlín las mismas peticiones, con particular insistencia por el Marruecos francés, hacia donde se dirigían también las aspiraciones africanas del Reich: antigua aspiración alemana desde tiempos del kaiser Guillermo II. En Octubre, antes del estallido de la guerra italo-griega, las cosas se encontraban en su punto de partida. La rigidez diplomática de Alemania continuaba ofreciendo a España el más lícito de los empréstitos para retardar una decisión que en Madrid se consideraba muy insegura después del fallido desembarco alemán en Inglaterra.”

El acuerdo de Hendaya (al que se refería Hitler) establecía seguridades acerca de la adhesión de España al pacto tripartito, además de una eventual intervención. Por parte española, el pacto se mantenía dentro de un carácter muy genérico. Se trataba de uno de aquellos acuerdos cuya realización depende de los acontecimientos.