El empresario
asturiano Secundino Felgueroso habla
de la crisis hullera en mayo de 1966.
Entrevistado por Francisco Carantoña, director de
El Comercio, periódico de Gijón, el empresario
minero Secundino Felgueroso dio su opinión sobre
la crisis que atravesaba la minería del carbón,
sector al que estaba ligado desde 1924.
“No
conozco una situación parecida. Ninguna ha sido tan
difícil, y ello, precisamente, en función
del cambio que afortunadamente ha sufrido la sensibilidad
española. Antes de la guerra, si se producía
una crisis carbonera y aumentaban los stocks, había
una medida que todo el mundo aceptaba, con mucho disgusto,
a regañadientes, pero que se consideraba irremediable:
el cierre temporal de las explotaciones. Hoy nadie piensa
en ello, pero de este modo la producción
se mantiene, los stocks aumentan y los problemas de tesorería,
angustiosos hasta límites que el hombre de la calle
no puede comprender, se convierten en verdaderamente trágicos.”
“Los
gobiernos pertenecientes a la CECA han presupuestado para
1966 unas subvenciones a la minería por valor de
66.000 millones de pesetas sólo en lo que se refiere
al aspecto social. En conjunto, la CECA apoya con 340 pesetas
por tonelada la producción hullera. Esto prueba que
la situación de la minería hullera es mala,
y no sólo en España. Las razones
son claras. En primer lugar, la minería del carbón
exige una mano de obra que representa el sesenta por ciento
del coste. En segundo lugar, los carbones americanos, explotados
en yacimientos favorabilísimos, ejercen una tremenda
presión sobre el mercado. En tercer lugar, los combustibles
líquidos sustituyen con ventaja al carbón.
Por ello, no debe extrañar que en los países
de la CECA se estudie una reducción de la producción
del orden de los treinta millones de toneladas al año.”
“El
problema español es el mismo, aumentado por dos razones
fundamentales. La primera, que nuestras minas son
geológicamente peores que las europeas.
La segunda, que nosotros llevamos un largo período
trabajando en régimen total de intervención
de precios y de distribución. De una manera o de
otra, las empresas que no han dispuesto ni de los capitales
precisos para transformar las explotaciones, ni de un mercado
capaz de absorber sus productos remunerativamente.”
“En
el momento actual sólo hay tres salidas: o cesa temporalmente
la explotación de las minas, o se busca una fórmula
de financiación de los stocks, o se termina en un
cierre definitivo de las explotaciones.”
“La
cuestión fundamental es que los precios de coste
del carbón son, en muchos casos, superiores a los
precios de venta, y las empresas están,
la mayoría, en situación de pérdida.
Si esto no se consigue paliar con una ayuda a la minería,
por lo menos durante el tiempo que tarde en ponerse en marcha
la acción concertada, el problema no tiene solución.
La financiación de los stocks, o los préstamos,
o cualquier medida de este tipo, no hará más
que aumentar prácticamente las dificultades de las
empresas, porque éstas no podrán afrontar
más adelante las nuevas obligaciones contraídas.”
“La
única solución es que se establezca la ayuda
necesaria para la minería del carbón mediante
subvenciones, hasta tanto, mediante estudio de los proyectos
de acción concertada, se decida qué explotaciones
son rentables y deben supervivir. Pero debe existir siempre
una producción nacional de carbón que sea
un elemento de seguridad en el sector energético.
Si los países europeos no partiesen de estas consideraciones,
habrían cerrado ya sus minas. Disponer de una fuente
de energía independiente del exterior es tan importante
política y económicamente como disponer de
fuerzas armadas.”
“Las
únicas alternativas a largo plazo para la minería
de la hulla son tres:
Primera: subvención permanente a las hulleras privadas
para mantener una producción imprescindible.
Segunda: un régimen mixto de acción de iniciativa
privada con intervención estatal, como puede ser
la acción concertada.
Tercera: la nacionalización completa de las minas.
Lo que no es posible es querer ignorar la realidad, y la
realidad es que en la actualidad los problemas hulleros
tienen una alcance nacional y exigen soluciones políticas
de alcance nacional también.”