¡A
Rusia!
(III)
En
Berlín .
Por Jesús Ibáñez.
Berlín.
Suchy y Roker, líderes sindicalistas alemanes,
agitan recio, especialmente Roker.
Y el viejo conferenciante Roker, estupendo propagandista,
después de hacernos historia de la cruel persecución
de que han sido victimas los anarquistas en Rusia, termina:
—Para destrozar el movimiento anarquista,
se apela a los más viles procedimientos. Lo de
la bomba de marras, cuando perecieron diecinueve diputados
al Soviet de Moscú, ha sido una verdadera provocación.
Pero saben bien los bolcheviques que no han
sido los anarquistas. Sin embargo, se ha tomado
ese hecho como pretexto para exterminarlos. En las mazmorras
bolcheviques, en la terrible CHEKA, están todavía
muchos compañeros nuestros, entre ellos, el infatigable
luchador Yolin, jefe del Estado Mayor de Majno en la
guerra civil...
—¿..................?
—¡No me le recordéis siquiera! ¡Víctor
Serge está vendido en cuerpo y alma a los bolcheviques!...
Si os empeñáis en continuar viaje a Rusia,
os ruego hagáis algo por aquellos compañeros...
En lo que a mi se refiere, el ingente edificio
de la Revolución Rusa, hace mucha sombra a los
argumentos del honrado y prestigiado Roker.
Espero
en una plaza. Compro tarjetas... Es que Lladó
y T... han ido al Consulado español a buscar
su pasaporte para Francia...
Miro por el rabillo del ojo... T... viene hecho
un cadáver entre la policía. Lladó,
muy tranquilo, sonríe disimuladamente y me indica
que largue... ¡ No puede ser! La plaza,
vacia... Pistolas de las buenas... ¡Quieto! Sigo
viendo postales. Me siento apuntalado por la espalda
con las pistolas. Una orden en francés:
—Haut les mains!
Uno por uno, arrancan tres taxímetros. El mío
el último. La plaza se va llenando... Comentarios:
—¡Dato!... ¡Dato!... ¡Kaput!...
—i Ya, ya!... ¡Kaput!...