Una visita al país de los soviets en la primavera
de 1923(III).
Cómo
viven los obreros.
Por José Loredo Aparicio
Abogado
y periodista. Presidente
de las Juventudes Socialistas asturianas,
Junto con Isidoro Acebedo fue uno de los
fundadores del Partido Comunista.
(Publicado en el periódico
asturiano El Noroeste)
En
uno de esos folletos de propaganda anti bolchevique
–escritos unas veces por ex revolucionarios y
otras por príncipes más o menos auténticos-
se da una estadística curiosa sobre la cuestión
del obrero en Rusia, que es una prueba más del
hermoso mentir de la Estadística. Pretende probarse
que la revolución bolchevista ha ocasionado una
reducción enorme de la clase obrera.
Para apoyar esta tesis, el autor cita datos relativos
al número de obreros en 1917 y en 1919. En 1917
había en Rusia 7.320.000, y en 1919, 3.010.000
obreros, o sea, una disminución de un 59 por
100. ¿No es esto para alarmarse? Y a los que
lean en 1923 estas cifras les pasará lo que a
los lectores que a mí me dicen: ¡Pero
la Rusia que usted nos describe no es la que nos han
pintado Fernando de los Ríos o Sofía Casanova!
Naturalmente, contesto, ¡como que hay tres o cuatro
años de diferencia! Analizando, vemos
que en 1917 había 1.300.000 obreros agrícolas
y 1.200.000 criados; y en 1919, 33.000 obreros agrícolas,
es decir, el 2 por 100. Sólo en estos dos grupos
hay una disminución de 2.482.000 obreros.
¿Qué quiere decir esto?
La Revolución Rusa ha dado la tierra a los campesinos;
de aquí se deduce que el dos por ciento de obreros
agrícolas han quedado como asalariados trabajando
en los dominios del Estado, en las explotaciones soviéticas.
Y es también que habiendo liquidado la Revolución
a la burguesía y a los terratenientes, ha liquidado
casi por completo la existencia de los domésticos.
Sobre estas realidades incontrovertibles pretende arrojarse,
como un reproche a la Revolución de Octubre,
el que ha suprimido a la clase obrera. Además
no puede ignorarse que una gran parte de Rusia estaba
en 1919 bajo el poder de los blancos.
Lo mismo ha ocurrido con los salarios. El mejor
barómetro de la situación de la clase
obrera es la tarifa de salarios. Según
las últimas noticias, los obreros de Moscú
y Petrogrado comienzan a percibir sus salarios en el
nuevo billete del Banco del Estado, perfectamente garantizado
y cotizado en las bolsas de Londres, Estocolmo y Copenhague
a la de la libra esterlina. Esto dará
idea de cómo mejora la situación si se
compara con el caos del marco alemán.
Debe decirse en primer término, que en el período
de la guerra civil y del bloqueo, el proletariado de
la Rusia de los Soviets ha tenido que sufrir grandes
sacrificios, una diaria y atroz miseria. Durante esta
época, los salarios cayeron a un nivel extremadamente
bajo; el obrero tenía hambre porque su salario
no era suficiente para atender a las necesidades más
elementales, aunque el Estado y los sindicatos hacían
lo posible por dar a los obreros cuanto quedaba una
vez satisfechas las necesidades del ejército
rojo que, aún así, carecía de recursos
y tenía que combatir y vencer con soldados hambrientos,
mal vestidos y descalzos. Los sacrificios hechos por
la clase obrera fueron enormes, pero gracias a ellos
ha podido vencer.
Terminado el período de guerra, la época
de construcción pacífica comienza. En
vista de la disminución del movimiento revolucionario
de los demás países, Rusia se ve obligada
a hacer un viraje brusco en su política económica.
Entra en el período de capitalismo de Estado.
La industria del Estado adopta una organización
comercial. Se reconoce el principio de la retribución
de los servicios asegurada por el Estado. La economía
financiera reemplaza al sistema de los cambios en especie
aplicados durante la guerra civil. En las nuevas condiciones,
los sindicatos modifican igualmente su táctica;
el centro de gravedad de su trabajo vuelve a ser la
defensa de los intereses de la clase obrera. Las condiciones
de trabajo son reglamentadas mediante contratos colectivos.
Es preciso ver la repercusión que tiene esta
fase en la vida del obrero, dejando para más
adelante otros aspectos de la cuestión.
El desarrollo de las nuevas formas orgánicas
de la industria del Estado se esboza a finales del primer
semestre de 1922. A partir de este período, los
contratos colectivos se pactan en gran número.
Los datos relativos a la dinámica de los salarios
en el año 1922 nos darán clara respuesta
a la cuestión planteada.
En el año 1922, el salario aumentó de
un modo continuo hasta un 83 por ciento, a excepción
del mes de Octubre, por la caída del papel moneda.
La evaluación de los salarios se hace en Rusia
por el índice de los precios medios de los artículos
de primera necesidad que entran en el presupuesto obrero.
Estos artículos valen 10 rublos de antes de la
guerra en Moscú. Ahora bien, el precio de estos
artículos, calculado en su valor de antes de
la guerra, varía en las diferentes regiones de
Rusia. Su costo medio es de 7 rublos y 36 kopecks, y
algunas regiones de 5 rublos y aún menos. Por
consiguiente, el término “rublo mercancía”
no corresponde exactamente al contenido del salario
real expresado en mercancías. Para dar una idea
más exacta del nivel real de los salarios es
preciso expresar el tanto por ciento en relación
con los artículos que entran en el presupuesto
obrero.
Los salarios medios del obrero en 1922 en relación
con el coste de los artículos que entran en el
presupuesto (valor 100) fueron los siguientes en todas
las industrias: en enero, 78,7; en julio, 108,1; y en
diciembre, 145,3. Para los metalúrgicos: en enero,
93,3; en julio, 103,9; y en diciembre, 162,5. Lo que
quiere decir que en el mes de diciembre el salario no
es de 10 rublos de antes de la guerra, sino de 14 rublos
con 65 kopecks, y para los metalúrgicos de 16
rublos y 25 kopecks. Y esto no es todo; en estas cifras
no se tienen en cuenta los salarios en el trabajo por
piezas, ni en los trabajos suplementarios (muy restringidos),
ni las bonificaciones en alojamiento, agua, electricidad,
tranvía, etc., que lo aumentan considerablemente.
Tal es la situación de los salarios en
la Rusia soviética a principios de este año.
Las cifras hablan con bastante claridad y no necesitan
comentarios. Mientras en todo el mundo tiene lugar encarnizada
lucha por la rebaja de los salarios, Rusia es el único
país donde tienden a aumentar sistemáticamente.
Sin duda no son aún muy elevados, pero si tienen
en cuenta las devastaciones terribles producidas por
la guerra civil y también los obstáculos
económicos, el resultado obtenido es maravilloso.
La empresa o explotación soviética asume,
además del pago de los salarios, otros gastos
a que la obligan las leyes vigentes y los contratos
colectivos, referentes a los seguros sociales.
En virtud de lo impuesto por los decretos del Consejo
de Comisarios del Pueblo, de 2 de enero, de 12 de enero
y de 4 de febrero de 1922, se fijaron las siguientes
normas para las cotizaciones del seguro:
a) Para la incapacidad temporal del trabajo, maternidad
u otras formas suplementarias de previsión social,
la empresa da del 6 al 9 por 100 del salario, según
el peligro y la nocividad de la industria de que se
trate.
b) Para invalidez y orfandad, el 21 por 100; para enfermedades,
del 5,5 al 7 por 100.
Los decretos del Consejo Central de los Soviets, de
13 de Julio de 1922, disminuyeron temporalmente las
cotizaciones de seguro para las empresas directamente
administradas por el Estado, a pesar de lo cual no dejan
de ser superiores a las cantidades con que por tales
conceptos contribuye la industria en casi todos los
países.
El artículo 175 del Código del
Trabajo, texto aprobado por el Presidium del Comité
Central de los Soviets el 9 de noviembre de 1922, determina:
“El seguro social alcanza a todas las personas
asalariadas que trabajan en los establecimientos, instituciones
y explotaciones del Estado, sociales, colectivas, concesiones
arrendadas, mixtas o privadas, así como con los
particulares, con independencia del carácter
del trabajo y de las modalidades de su retribución.”
Concepto amplio que no excluye del seguro a ningún
asalariado. Este seguro prevé, según el
artículo 176 del Código:
a) Socorros médicos.
b) Indemnizaciones por incapacidad temporal para el
trabajo (enfermedad, mutilación, alumbramiento,
enfermedad de un miembro de la familia, etc.).
c) Bonificaciones suplementarias (nutrición de
niños, tratamiento médico prolongado,
entierro y funerales).
d) Pensiones de paro, invalidez, fallecimiento o ausencia
larga del sostén de la familia.
Las cotizaciones son pagadas siempre por la
empresa, sin que en ningún caso se pueda hacer
retención en el salario de los obreros. Además
de estas pensiones obligatorias, en los contratos colectivos
suele determinarse un dos o tres por ciento más
para el sostenimiento de los sanatorios y casas de reposo.
Las empresas pagan entre el 4 o el 10 por 100 de los
salarios para las necesidades culturales de los obreros.
La Ekonomitschaia Jins cita una importante empresa que
sostiene por su cuenta seis escuelas elementales, tres
de segundo grado, cinco clubs, cuatro bibliotecas, dos
cursos de enseñanza general, tres escuelas de
cursos técnicos, una escuela de costura, un jardín
para niños, una pensión infantil, una
escuela de sordo-mudos, una escuela de música,
un curso de dibujo, dos teatros y cinco casas comunes.
En total, 36 instituciones con 570 empleados. La empresa
en cuestión tiene 13.550 obreros.
Veamos ahora la situación jurídica del
obrero y la protección del trabajo. Empecemos
por la cuestión de la admisión y el despido.
Según el artículo 5 del Código
de Trabajo, jurídicamente el acto de admisión
del obrero es enteramente libre; pero la oferta
de trabajo no es un derecho arbitrario del que admite
personal. Este derecho está reservado al Estado,
representado por los órganos que regulan el mercado
de trabajo, o sea, las Bolsas de Trabajo. La
empresa que necesita trabajadores, no tiene el derecho
de contratar directamente el personal, sino cuando se
trata de profesionales especialmente cualificados, que
enumera una clasificación aprobada por el Comisariado
de Trabajo, o también si la Bolsa no tiene personal
de la especialidad que se reclama. Si la empresa pretende
dar informes falsos sobre la clase de obreros que necesita
y sobre las condiciones de trabajo, para poder buscarlos
fuera de la Bolsa –como pudiera negarse también
los que le enviara la Bolsa-, el artículo 8 del
Código del Trabajo remite a los culpables a la
justicia penal para que se apliquen las penas que determinan
los artículos 132 y 133 del Código Penal.
El orden establecido para la admisión
del personal por la Bolsa de Trabajo se fija por el
Comisariado del Trabajo, de acuerdo con la C.G.T. Los
despidos no pueden tener lugar sino en los casos previstos
por la ley (artículo 47 del Código del
Trabajo). Por el contrario, la salida voluntaria de
los trabajadores es extremadamente fácil, bastando
avisar con un día de anticipación si el
contrato de trabajo es por semana, o quince si es por
mes. La empresa debe prevenir al obrero despedido con
dos semanas de antelación y pagarle el salario
de quince días, excepto en los casos siguientes:
rescisión del contrato de trabajo por infracciones
sistemáticas e injustificadas del mismo, actos
relacionados con el trabajo que castiga el Código
Penal, previa condena por el tribunal competente, detención
preventiva de más de dos meses, ausencia sistemática
del trabajo, ausencia prolongada por enfermedad; en
caso de embarazo y alumbramiento, por no presentarse
después de los cuatro meses que autoriza la ley.
En la mayoría de los contratos colectivos, la
indemnización por despido es de un mes, y aún
se añaden compensaciones complementarias por
cada año trabajado. Por regla general, el despido
tiene que ser autorizado por la Comisión paritaria
del establecimiento (Comisión de Tarifas y Conflictos).
Si el despedido pertenece a una organización
sindical, tiene que ser de concierto con ésta.
Una particularidad característica de la legislación
soviética consiste en que cada contrato de trabajo
puede ser rescindido a petición del Sindicato
interesado. Están prohibidas toda clase de multas
o retenciones, excepto en casos especialmente previstos
por los reglamentos de orden interior del establecimiento
(art. 42). También está prohibida la comunicación
de empresa a empresa de informaciones secretas, con
el objeto de fijar las condiciones de admisión
de los obreros.
Los reglamentos de orden interior se redactan
por el Comisariado de Trabajo, de acuerdo con la C.G.T.
y el Consejo Superior de Economía Nacional. De
este modo, los Sindicatos tienen la amplia facultad
de intervenir en estos importantes organismos del Estado
y, por esto mismo, de defender los derechos e intereses
de los obreros.
Pasemos a la protección del trabajo.
Las horas de la jornada en todas las industrias y trabajos
auxiliares de las mismas no pueden exceder de ocho horas
por día, dice el artículo 74 del Código.
Los muchachos de 16 a 18 años, los trabajos intelectuales
y de oficina ( que no estén ligados a una industria)
tienen una jornada de seis horas, y también los
obreros del subsuelo, industrias insalubres, tipógrafos,
industria de la loza y porcelana, etc.; otros, como
los obreros de las fábricas de tabaco, trabajan
siete horas.
Los chicos menores de 16 años no pueden ser admitidos
al trabajo. Los que trabajaban antes de la promulgación
del Código, continuarán con una jornada
de trabajo de cuatro horas. Las mujeres y los adolescentes
no pueden ser admitidos en trabajos nocturnos. Los trabajos
suplementarios no se toleran sino en casos excepcionales
y no excediendo nunca las horas suplementarias de 120
al año (Art. 106). Para dar idea de la
jornada de trabajo del obrero ruso antes de la guerra
véase la siguiente relación:
El 41,14 por 100 de los obreros trabajaba menos de 10h/día.
El 29,46 por 100 trabajaba 10h/día.
El 10 por 100 trabajaba entre 10 y 11h/día.
El 15,55 por 100 trabajaba más de 11h/día.
Todos los trabajadores disfrutan de un descanso
semanal ininterrumpido de 42 horas, y de un descanso
obligatorio de 15 días al año. En muchos
contratos colectivos, como los de las minas, este descanso
se amplía a un mes, igual que para los trabajadores
en actividades insalubres y los menores de 18 años.
Las mujeres están exentas del trabajo ocho semanas
antes y ocho semanas después del parto, que es
de seis semanas para las que realizan un trabajo intelectual.
Las madres que amamantan a sus hijos tienen derecho
a media hora cada tres horas de trabajo.
La Inspección de Trabajo tiene una amplia
regulación en el Código. Los inspectores
por tiempo determinado son nombrados por el Consejo
de los Sindicatos con la aprobación del Comisariado
del Trabajo. Son, por lo tanto, verdaderos inspectores
obreros.
De lo expuesto, puede deducirse que en Rusia
impera el régimen del asalariado. Entendámonos.
El asalariado no puede desaparecer sino en una fase
muy intensa de desarrollo político y económico.
La Revolución no puede suprimirlo súbitamente;
pero sí puede elevarlo de categoría gobernada
a categoría gobernante, y tal es el caso de Rusia.
En tal situación, ¿cómo llegar
al comunismo? Los bolcheviques afirman que por el Capitalismo
de Estado. Y en esta fase se hallan actualmente. Pero
el Capitalismo de Estado puede ser tan odioso, o más,
que el capitalismo privado, y para garantizarse, los
Soviets dan a los obreros toda clase de privilegios
contra el capital. En justa compensación a nuestra
legislación civil, donde las cuestiones del trabajo
se ventilan en media docena de artículos, en
Rusia ocupan todo un Código y toda una legislación.
El problema futuro de Rusia es resolver las cuestiones
de producción, competencia, mercados exteriores,
en la complicada trama de la economía internacional.