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Entre bastidores del Nuevo Partido Anticapitalista
de Olivier Besancenot.

Por Julien Martin.
Rue89

 


Detrás de la puerta, Alain Krivine. La LCR (Liga Communiste Révolutionnaire) ha completado su mutación en NPA (Nouveau Parti Anticapitaliste), pero las grandes figuras nunca desaparecen del todo. En la entrada de la imprenta del difunto Quotidien Rouge, no hay ninguna placa. Sin embargo, encima de las rotativas, que están siempre funcionando, en el corazón de Montreuil (Seine-Saint Denis), tiene su refugio la sede del partido de extrema izquierda.

El cofundador de la LCR pone fin a su conversación telefónica y me indica el camino. Sigue siendo la brújula ideológica que tiene hoy un nuevo rostro, el del un tanto presumido Olivier Besancenot. Pero, esta tarde, el empleado de correos no está, pues continua trabajando en la oficina de correos de Neuilly-sur-Seine (Hauts-de-Seine) tres días a la semana. Es la ocasión para descubrir la verdadera identidad del futuro NPA, que se disimula detrás del perfil hipermediático del empleado de correos.

Una parte de la quincena de asalariados del partido trabajan en las plantas superiores. Tienen que redactar los textos fundacionales, enviar las cartas de adhesión… La renovación no está solamente en las mentes: las paredes están recién pintadas, los despachos no están todavía ordenados, la sede está en obras desde hace varios meses.

Después del llamamiento a crear un “nuevo partido anticapitalista” al día siguiente de las fructíferas elecciones presidencial de 2007 (4,08% de los votos en la primera vuelta, dos veces más que el Partido Comunista francés), la máquina se embaló. Mil personas asistieron a últimos de junio a la primera reunión nacional de comités locales, mil quinientas a la universidad de verano de finales de agosto (a título de comparación, el Partido Socialista atrajo a cuatro mil). ¿Cuántos serán en el congreso constituyente del NPA en enero, fecha en la que la LCR desaparecerá?

Militantes con la misma imagen que Besancenot.

Los nuevos militantes tienen un perfil que difiere mucho de los de la LCR. La investigadora Florence Joshua lo puso de manifiesto en su estudio, publicado dentro de una obra colectiva: Por una izquierda de izquierda (ed. Du Croquant, abril de 2008). Florence hizo una distinción entre los militantes tradicionales y los que llegaron después de las elecciones presidenciales de 2002, que son los que prefiguran lo que será la base del NPA: “Durante la campaña de las presidenciales de 2002, y en particular después del 21 de abril, la LCR vio como sus efectivos casi se duplicaban. Este aumento brutal implicó importantes trastornos en un partido pequeño que solamente contaba con mil quinientos militantes en toda Francia antes de 2002. El colectivo militante se renovó y rejuveneció profundamente. También se volvió social e ideológicamente mucho menos homogéneo que antes.”

Los nuevos militantes del partido son más jóvenes (40% de los afiliados después de 2002 tienen menos de treinta años, frente al 25% de antes), también hay más trabajadores precarios (los asalariados precarios y los demandantes de empleo representaban el 8,8% de los militantes anteriores a 2002, rente al 22% de los nuevos militantes) y el peso de los empleados se duplicó entre los militantes reclutados por la LCR después de 2002. A tenor de ello, Florence Joshua sacó la siguiente conclusión: “La LCR recluta hoy en parte a la imagen de su encarnación mediatico-política en la figura de Olivier Besancenot: un hombre joven, de poco más de treinta años, empleado postal, que gana 1.100 euros netos por mes.”

La tendencia se confirma con el paso de la LCR al NPA, según opina Julien, profesor de 27 años en un instituto de formación profesional, que encaja perfectamente con esta nueva generación. Julien participó en la creación del comité del NPA en el distrito 20 de París, después de haber militado en la LCR de 2004 a 2006 (fecha en la que envió un justificante de “falta de tiempo”). Por lo tanto ya había roto con las prácticas antiliberales, pero se encontró con que muchos no militantes, sobretodo jóvenes, le venían a buscar y en todas partes se planteaba la cuestión de la formación del NPA.

En el corazón de los conflictos sociales.

Existen ya en Francia más de 300 comités como este del distrito 20. Cada uno cuenta hasta con cincuenta miembros. Estos miembros a menudo no tienen locales y se reúnen en los cafés; organizan toda clase de actividades para recaudar fondos para funcionar (el partido paga los billetes de ferrocarril a los responsables locales cuando las reuniones nacionales tienen lugar en la región parisina).

Hay que decidir qué acciones llevar a cabo, redactar panfletos, difundirlos. Pero la ausencia de medios despierta las ganas. Y la ayuda mutua. Compartir experiencias constituye la mayor parte de la comunicación entre comités: dime como se desarrolló tu manifestación que yo organizo una también.

Estas manifestaciones representan el corazón de su actividad. La crítica es frecuente: Olivier Besancenot y los afiliados de su partido capitalizarían la miseria. Pero él replica que es el único dirigente de izquierda anclado en lo real y que, por lo menos, hace visibles los conflictos sociales.

De hecho, Besancenot encadena viaje con viaje: para ver a los empleados de Doux, en Pleucadeuc (Morbihan); con los obreros de Renault en Sandouville (Seine-Maritime)… Un modelo para los nuevos militantes, que multiplican las acciones como puñetazos. Como, por ejemplo, el llamamiento a firmar la petición contra la privatización del servicio postal francés delante de las oficinas parisinas.

Artículo completo y videos en:
http://www.rue89.com/2008/10/16/dans-les-coulisses-du-npa-dolivier-besancenot