Caleao, Asturias: el pantano innecesario y
los daños colaterales

Por Juan Robles

Viene muy bien, en este caso, esa aportación bélica al castellano actual: daños colaterales. Porque cuando se estudia y evalúa, de forma interesada y parcial, claro está, el impacto que sobre el medio ambiente tendrá cualquier obra pública de grandes dimensiones, no se suelen tener en cuenta los efectos de las obras secundarias, que serían los famosos daños colaterales de las últimas guerras con armamento astuto, que no inteligente.

Por eso el pantano de Caleao tiene dos grandes peligros: el pantano en sí y las obras complementarias. Muchas veces estas obras complementarias producen más daño al entorno que la obra principal por no estar sujetas a controles medioambientales y por ser, generalmente, fruto de la improvisación y la urgencia.

Si los señores hormigoneros y los señores kilovólticos consiguieran salirse con la suya y el pantano entrase en fase de ejecución, habría que vigilar muy estrechamente todo lo relacionado, por poner un ejemplo, con las canteras necesarias para construir la presa y los vertidos a los ríos. Pero, ¿qué pasaría con las nuevas carreteras que sería necesario construir para mantener comunicados a los pueblos de La Felguerina, La Infiesta y el propio Caleao? ¿Por dónde se abrirían las nuevas cajas, que ancho tendrían y que impacto ocasionarían sobre el paisaje? Y lo mismo vale decir para los tendidos eléctricos y telefónicos que tendrían que sustituir a los actuales y la línea de alta tensión por la que se evacuaría la energía producida por la nueva central hidráulica. Y me paro aquí por no dar ideas y no tocar otros temas que, mucho me temo, irían asociados al pantano.

Así que atención al pantano y atención a los daños colaterales.