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Carta abierta al Presidente del Gobierno de España

Señor Presidente:

Le escribimos esta carta abierta para pedirle el favor y rogarle públicamente la excarcelación, el indulto, de los sindicalistas asturianos Juan Manuel Martínez Morala y Cándido González Carnero que cumplen condena en la cárcel de Villabona.

Nos cuesta poner la palabra indulto porque estamos convencidos de que, además, son inocentes de los hechos que se les imputaron, no por sentimiento, sino tras oír a testigos y ver pruebas y documentos, muchos de los cuales no fueron tenidos en cuenta por el juez.

Y esa inocencia que ellos proclaman y nosotros sostenemos está avalada por toda una vida dedicada a la defensa de la clase obrera. Toda una vida luchando por los derechos de los trabajadores y por la conservación de los puestos de trabajo y la actividad industrial frente a una patronal tan incompetente y egoísta como carente de cualquier atisbo de conciencia social.

Hace cuarenta años, un quinceañero Juan Manuel Martínez Morala dedicaba sus fines de semana a enseñar a leer y a escribir a los inmigrantes de los poblados de chabolas que había en Gijón. Casi al mismo tiempo, un joven Cándido González Carnero ya luchaba en las magistraturas de trabajo para que se le reconociese el derecho a reincorporarse a la empresa tras cumplir el servicio militar.

Es esa larga y meritoria trayectoria personal, sindical y laboral la que obliga a reconocer que Juan Manuel Martínez Morala y Cándido González Carnero pertenecen a ese grupo restringido de los ciudadanos ejemplares, dignos de la pública admiración y ejemplo para todos.

Señor Presidente, creemos honradamente que el hecho de que estos ciudadanos ejemplares, e inocentes, estén en la cárcel es de una gravedad que trasciende a sus propias personas. Se trata de un hito más en la larga, persistente y soterrada actividad que contra los derechos de los trabajadores y la libertad sindical mantiene esa patronal sin principios ni escrúpulos, amparada por la comunidad de intereses con un extenso y difuso entramado político-institucional.

Señor Presidente, pensar de forma diferente, tener opiniones encontradas, disentir en esto o aquello no puede ser considerado un crimen en una sociedad que se proclame de la Libertad. Ni el disidente es un enemigo, ni el enemigo carece de derechos. No se puede perseguir ni criminalizar al que no piense como uno. El espionaje y la infiltración son tácticas militares que no se pueden utilizar contra las organizaciones políticas, sindicales o ciudadanas.

Señor Presidente, que estas cosas sucedan en una región tan señalada en la historia del movimiento obrero español y con una tradición revolucionaria como nuestra Asturias, hace que adquieran, si cabe, una mayor gravedad y significado.

Por todo ello es por lo que, señor Presidente del gobierno, apelando a su conciencia, a sus ideales, a su bondad y a las facultades que la ley le otorga, le rogamos se sirva decretar el indulto que permita recuperar la libertad a estos dos ciudadanos que nunca se debieran haber visto privados de ella. Los que suscriben y, a buen seguro, muchas decenas de miles más, se lo agradeceríamos enormemente, y en la conciencia y en la historia del movimiento obrero quedaría grabado con letras imperecederas.

Es gracia que se pide en Gijón el 22 de Junio de 2007.

Braulio Alvarez, Carmelo de Samalea, Juan González Avín, Juan Robles y
Samuel Zapico.