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Fábrica de Cementos de Aboño que quemará
neumáticos, gomas y residuos en sus hornos.

Cemento "verde" y rostros de hormigón armado.

Por Julio A. Suárez.

 


La historia de la Fábrica de Cementos de Aboño, del grupo Masaveu, es una larga historia de impunidad. A lo largo de los años, por las chimeneas de sus hornos ha salido contaminación sin tasa, de tal modo que a los pocos meses de haber entrado en funcionamiento todos los tejados de las viviendas de las parroquias próximas y no tan próximas estaban cubiertos de una espesa capa de residuos. ¿Qué repercusiones tuvo para la salud de los vecinos de la zona esa exposición constante a la atmósfera contaminada por la Fábrica de Cementos? Como cabe imaginar, para este asunto no se conocen estadísticas sanitarias.

La historia de las condiciones en que tenían que trabajar los obreros de la Fábrica de Cementos de Aboño eran entonces mucho peores que las de los vecinos, pues se pasaban diez horas en el centro generador de la contaminación. ¿Qué se podría decir de los obreros de las subcontratas? Trabajando en lugares confinados, llenos de polvo, con elevadas temperaturas… ¡y sin una triste mascarilla que protegiera un poco los bronquios y los pulmones de la basura que se respiraba! Se decía entonces que había que ducharse, enjabonarse y aclararse tres veces para dejar la piel medianamente limpia de cemento, cenizas y polvo. Tampoco se conocen informes sobre los efectos de se ambiente tan nocivo sobre la salud de los trabajadores.

Ese es el pasado biográfico, los antecedentes, de la Fábrica de Cementos de Aboño, del grupo Masaveu. Si aplicásemos a las fábricas y a las sociedades el mismo criterio que a las personas, tendríamos que hablar de sospechosos, fichados y reincidentes. Por no utilizar otras tipologías penales.

Según datos del Registro Europeo de Emisiones de Sustancias Contaminantes, en el año 2005 la Fábrica de Cementos de Aboño había aumentado, respecto al año anterior, las emisiones de monóxido de carbono en un 37,6% y las de óxidos de nitrógeno en un 25%. En CO2, principal responsable del cambio climático, la empresa confesaba lanzar a la atmósfera1.080 millones de kilogramos.

¡Pues quememos neumáticos, gomas y residuos que el petróleo está muy caro! Y ahí tenemos a dos pipiolos con un máster en medio ambiente, Dimas Vallina, de la Fundación Laboral del Cemento, y Fernando Fernández-Tresguerres, responsable de mal ambiente por la cementera, vendiendo la moto a los gacetilleros de turno de que ahora tendremos “cemento verde”. ¡Muchas gracias, señores pipiolos! ¡Y, hala, a quemar neumáticos, gomas y toda clase de residuos como combustible en los hornos! ¡Es el cemento verde! ¿Se podrán utilizar semejantes "combustibles", por ejemplo, en las calefacciones domésticas para que sean más "verdes"?

Si de algo puede estar uno seguro es de que los pipiolos de rostro de hormigón armado, sus jefes y los burócratas de la trata ambiental autonómica siempre viven muy lejos de las chimeneas.