asturiasemanal.es
laboral ecología cultura opinión política etcétera
  inicio
con tacto
   

A Zapatero se le vio el plumero en la cumbre
de la Alianza de Civilizaciones
(coña marinera).


Por Carmelo de Samalea.


El presidente Rodríguez Zapatero, después de dejar preparada la voladura controlada del gobierno, se fue a dar un garbeo por el mundo para ver cómo está el panorama y qué se cuentan los colegas.

Los folios con los discursos (cuidado con no mezclarlos), la visa uranium para poner la parte que corresponda en el rescate internacional de los bancos y banqueros más chorizos del mundo y la colección de soldaditos de plomo que le va a regalar a Obama para que juegue con ellos y los ponga donde quiera. ¡Ah, y la cámara de fotos!

Todo iba como la seda hasta que llegó a Estambul. Porque ni con los progresistas en Viña del Mar, ni con los mismos y otros, en plan importantes, del G-20 en Londres, pasó gran cosa. Verdaderamente histórico fueron las fotos con Obama en Praga: “Ahora que ya somos amigos, ¿por qué no te vienes el próximo finde a Doñana, hacemos una barbacoa y nos damos una vuelta por Rota? Y como todo se ha hecho con buen talante, incluida la voladura, pues ha salido muy bien y se ha reforzado el liderazgo del presidente.

Menos lo de Estambul. Porque los de las otras civilizaciones serán pobres y atrasados, pero, tontos, no. Para cualquier observador objetivo, lo de la cumbre de la Alianza de Civilizaciones no tiene un pase. Ahí se vio el sectarismo del gobierno de Zapatero, porque junto a Moratinos y Mayor Zaragoza las ausencias de destacados miembros de nuestra civilización ha sido verdaderamente escandalosa.

O sea, que ellos pueden llevar a sus hojatoleslam con sus turbantes y al nieto del arzobispo Makarios, ¿y nosotros no podemos mandar a nuestros Rouco Varela, con su sobrina desplegable, a Cañizares y Losantos? Entonces es que no es un diálogo sincero, sino una estrategia política y una conveniencia. Y se han dado cuenta.

Cuando los ayatolás empezaron a hablar de diálogo de civilizaciones hace diez años, se les veía sinceros, y no se escondieron. Pero, a nosotros, no. En Estambul, los que nos conocen, desconfiaron desde el principio porque echaron en falta a los arriba citados y al legionario con la cabra y a Jesulín con traje de luces, a Raúl y a Javi Clemente, a Pé y Al, a Ana Manuel y a Víctor Belén, a Fraga y sus cien mil gaiteros, a Massiel y al jefe de la cofradía del Santo Entierro, a Javier Solana y Alfonso Guerra, a Mario Conde y Pepe el del Popular, ahora que ha vuelto; a Tejero y a Roldán, a Paco el Pocero y Los Albertos… Esa sí sería una delegación auténticamente nacional que podría entablar un diálogo de tú a tú en esa cumbre de la Alianza de Civilizaciones. Una alianza y unas civilizaciones que resulta que es una alianza de religiones que quieren poner al servicio de la OTAN, o sea, otra vez juntas la cruz y la espada, o la media luna y la cimitarra. Lástima de oportunidad perdida.