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Los rentistas de la OPEP: "Satisfaccion" después
de la debacle de Copenague

 

Por Chems Eddine CHITOUR
legransoir.info


"Mi padre montaba en camello, yo conduzco un Cadillac, mi hijo vuela en reactor, su hijo montará en camello."
Proverbio de Arabia Saudita

 

45.000 acreditaciones, 12 días de negociaciones y una energía equivalente a 46.200 toneladas de carbono – es decir, el equivalente al consumo energético de un país como Somalia en un año - para venir a parar en "un crimen contra la humanidad": Copenague queda como un fracaso casi total.

El texto final contiene los compromisos cuantificados para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2020 ó 2050 pero ninguna obligación sobre la ayuda para la adaptación de los países más pobres. Los Estados Unidos y China han defraudado al permanecer en unas posiciones que defienden un sistema de sociedad a corto plazo e irresponsable. Además, ningún calendario ha quedado previsto de cara a la firma de un tratado el próximo año: Copenague representa un retroceso en relación con Kioto y un final de no recibo de la hoja de ruta concluida en Bali. Por último, cada país hará lo que quiera.

Un pequeño recordatorio: el calentamiento global es responsable de 300.000 muertes al año y cuesta 125 mil millones de dólares (90 mil millones de euros) al año, según un informe publicado el viernes, 29 de mayo por el Foro Humanitario Mundial, presidido por el ex Secretario General Naciones Unidas, Kofi Annan. Este estudio, que se presenta como el primero en haber medido el impacto mundial del cambio climático, subraya que son los 325 millones más pobres del mundo los más afectados. Revela, de manera notoria, las dificultades en Bangladesh, donde millones de personas deben de hacer frente regularmente a las inundaciones y los ciclones; Uganda, donde los agricultores que sufren la sequía, y algunas islas del Caribe y el Pacífico amenazadas de desaparecer debido al aumento del nivel del mar. Sin embargo, los 50 países menos desarrollados contribuyen con menos del uno por ciento de las emisiones mundiales de CO2, señala el informe. "La alternativa es la hambruna, la migración masiva, las enfermedades y las muertes masivas", advirtió Kofi Annan. El calentamiento climático es "la mayor crisis humanitaria potencial de nuestro tiempo", dijo. Según el informe, hacia 2030, las muertes debidas al calentamiento llegarán a un millón por año y el coste se elevará a 300 mil millones de dólares. (Le réchauffement climatique coûte 125 milliards de dollars par an. Le Monde 29 mai 2009)

Tras el fracaso demostrado y reconocido de Copenague, las lenguas están comenzando a aflojarse para situar las responsabilidades de cada uno. Un chivo expiatorio, que asume que está designado para la vindicta popular: la OPEP, esta organización de rentistas que no acaba de morir pero que está todo el tiempo ahí desde el momento en que permite canalizar por cuenta de los países industrializados, las turbulencias del petróleo bajo el ojo vigilante de Arabia Saudita que siente crecer las alas y que actúa con celo desde que tiene un asiento en el G-20.

Como cualquier rentista que vive de una renta que no es el resultado del esfuerzo y la inteligencia, los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), temen "los efectos negativos en sus economías" de un eventual nuevo impuesto sobre el petróleo y el gas a propósito de la conferencia internacional sobre el clima en Copenague. En claro: estos países tienen miedo de hacer menos caja, y poco importa lo que pase en el mundo. Es cierto que no se debe ser tan ingenuo como para creer que fue la OPEP la que hizo fracasar la cumbre de Copenague - como le gusta a algunos sugerir en sus artículos -, o que China o los Estados Unidos Unidos son los profetas que quieren salvar a la Tierra, lo cierto es que la ostentación de la OPEP es algo obsceno

¿Cuáles son las apuestas de la OPEP?

Los países exportadores de petróleo, escribe Stephen Dubuis, tienen mucho que perder en la batalla del clima. Reivindican una ayuda financiera de los países industrializados para compensar la caída de sus ingresos si la conferencia de Copenague alcanzase sus objetivos. Era algo conocido de antemano. El jefe de la delegación de Arabia Saudita a la Conferencia de Copenague, Mohammed al-Sabban, utilizó en su beneficio el asunto de los controvertidos e-mails de la Universidad británica de East Anglia para poner en duda el calentamiento climático. "El nivel de confianza se ha visto afectado, dijo el lunes, el primer día de la cumbre. El Climategate influirá claramente en la naturaleza de lo que podemos creer [...] y las orientaciones que serán tomadas en los próximos días." “Desde 1992, escribe Stephen Dubuis, Arabia Saudita, y detrás de ella, la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) se sienten amenazados por la lucha contra el calentamiento climático desde que fue descrito, en 1992, en la Cumbre de la Tierra en Río .(...) Los miembros de la OPEP se consideran, a pesar de su riqueza, como países en desarrollo y reclaman para sí mismos ayuda financiera de los países industrializados si sus ingresos petroleros empezasen a bajar. Una ayuda que debería permitirles compensar las pérdidas financieras y garantizar su transición hacia una nueva economía. (Etienne Dubuis : Copenhague L’Opep joue des billions. Le Temps 9 décembre 2009)

Según el sitio web E 24, sin cambiar las políticas de energéticas, "los ingresos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ascenderan a 28 billones de dólares entre 2008 y 2030. Y "sólo" serán de 24 billones "si se adopta una acción decisiva contra el calentamiento global mediante la limitación del nivel permitido de 450 ppm (partes por millón) de las emisiones de CO2", dijo Fatih Birol, el director académico de la AIE. Incluso en este último caso, de inmediato, dijo Fatih Birol, "los ingresos de la OPEP serían cuatro veces superiores a los del período 1985-2007. La adopción de medidas decisivas contra el calentamiento climático representarían ciertamente una pérdida de 4 billones de dólares, pero "puede ser visto como un mero aplazamiento de ingresos (para los productores), porque las reservas más importantes que se dejen en el subsuelo serán una fuente de ingresos para las generaciones futuras ", precisa la agencia en su informe. La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, limitado a 450 ppm (partes por millón) permitiría, según los científicos, limitar el aumento de la temperatura global del planeta a dos grados. Sin modificaciones de las políticas energéticas actuales, la demanda de petróleo debería llegar a 105,2 millones de barriles por día (mb/d) en 2030. Sin embargo, sería sólo 89 mb/d en el escenario de 450 ppm, es decir, un incremento de sólo el 5 mb/d durante 20 años. (L’Opep E24 avec AFP 18 decembre 2009)

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), como es lógico, mantuvo sus cuotas de producción para sostener los precios del crudo, cuyo precio fluctúa alrededor de los 75 dolares durante varias semanas. Reunidos en la capital de Angola, Luanda, el martes 22 de diciembre, sus doce miembros decidieron que no extraerían más de 24,84 millones de barriles por día (excluyendo a Irak), el nivel fijado en diciembre de 2008, para frenar la caída de precio del barril que había caído hasta los 32 dólares. Algunos ministros de la OPEP, escribe Jean-Michel Bezat, cuyos países estaban representados en Copenague, se felicitaron también de la Cumbre Mundial sobre el clima de la ONU no haya concluido con la aprobación de medidas coercitivas - especialmente la introducción de un impuesto sobre el carbono - que habría penalizado a los productores de oro negro.

Para Jean-Michel Bezat, de Le Monde, "Los estados del Golfo no se sienten responsables del cambio climático. Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Kuwait tienen ciertamente el nivel de emisiones de CO2 per cápita más altas del mundo (la extracción de hidrocarburos, aire acondicionado, vehículos de mucho consumo ...), pero cuentan también con muy pocos habitantes en comparación con China, India o los Estados Unidos. La OPEP afirma igualmente que los países consumidores se benefician del maná petrolero: en cinco años, han recaudado tantos impuestos como el cartel petrolero facturó, es decir: 3 billones 400 mil millones de dólares.” (Jean-Michel Bezat : L’Opep n’est pas fâchée de l’échec de Copenhague. Le Monde 23.12.0).

"Los precios son excelentes", resumió en Luanda, el ministro saudita del Petróleo, Ali al-Nuaimi, líder de facto de la Organización. El horizonte no está, sin embargo, del todo despejado: la abundancia de la oferta de petróleo y la fragilidad de la demanda es un riesgo permanente de que los precios del petróleo vayan a la baja. Los stocks de crudo alcanzaron unos niveles históricamente altos en los países ricos. 55 millones de barriles de petróleo crudo y 98 millones de barriles de productos derivados del petróleo se amontonan en barcos anclados, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía. Pero las cosas han cambiado después del fracaso de la semana pasada en las negociaciones de Copenague sobre el clima. Y en Luanda, los ministros de la OPEP no podían ocultar su alivio. El ministro argelino, Chakib Khelil, dijo que estaba decepcionado con el resultado de Copenague. Dijo que los compromisos asumidos por los países ricos para financiar la transferencia de tecnología de la energía hacia los países del Sur no se reiteraron en Copenague. A su modo de ver, "es un paso atrás".( L’Opep maintient ses quotas et garde un oeil inquiet sur la reprise. Le Monde 22.12.2009).

Como se ve, las preocupaciones de la OPEP están en las antípodas de las preocupaciones de la Tierra. Lo que les interesa prioritariamente es el nivel de su renta. De un modo ridículo, piden a los países industrializados que los ayuden en la transición de la energía, ellos, que no hacen nada serio, que no disponen de una estrategia energética, ni de un instituto de investigación sobre la energía, tan repetidamente anunciado, y que no intentan siquiera asumir su parte de la carga anunciando una doble tarifación de los precios del petróleo crudo con una ventaja significativa para los países muy pobres, que representan menos del 1% del consumo mundial.

¿A quién beneficia también el fracaso de Copenague?

Aparte de señalar con el dedo a la OPEP, con razón, por la prensa y en términos duros, están, naturalmente, los lobbys, los grupos de presión: ¡la fiesta puede continuar! Más bien discretas durante toda la conferencia, las compañías petrolíferas - Exxon llegó hasta financiar estudios que negasen el calentamiento global - la industria relacionada, incluyendo el petróleo y el carbón, tienen su cuota. No necesitaron presionar excesivamente durante las negociaciones dado que los líderes de los países más contaminantes (China, Estados Unidos, Rusia, India especialmente) habían integrado en sus posiciones esos argumentos económicos. Transporte aéreo y marítimo también puede continuar su actividad con toda tranquilidad. Están también China e India: ninguna manifestación de alegría, sin duda, pero esos 15 días en Copenague han subrayado la intransigencia de China, que no ha querido ceder en el tema de los controles de las emisiones de gases de efecto invernadero en su territorio por parte de entidades extranjeras. Estos dos países, que habían colocado su crecimiento económico en la vanguardia de sus prioridades se marchan satisfechos. Finalmente, los Estados Unidos: Obama se marcha con lo que quería: poco compromiso y, sobre todo, nada de obligaciones. Barack Obama pierde, en cambio, mucha de su credibilidad de cara a todos los que creían en un milagro, sin darse cuenta que es el Senado el que decide el futuro del mundo.

Johan Hari hace un catálogo con las contradicciones que detecta en las posiciones defendidas en Copenague. "Los Estados aceptan sin titubear someterse a las sanciones de la OMC, subraya, pero la idea de una instancia de control de emisiones ha sido ampliamente rechazada. ¿Es más importante el copyright que el clima? ¿Cómo pueden los estados decir que quieren limitar las emisiones y al mismo tiempo buscar frenéticamente nuevos combustibles fósiles? ¿Cómo se puede ignorar la "deuda ecológica" de los países desarrollados que son responsables del 70% de CO2 en la atmósfera? (Tribune : les contradictions de Copenhague, par Johan Hari 21 décembre 2009).

Dejamos a Nicolas Hulot concluir sobre los verdaderos retos del futuro: "Con Copenague, ha cambiado la escala de apreciación. Sin embargo, todavía estamos a mitad del tránsito de la ambición política; no se hace nada. Hay que interrogarse sobre lo que nos llevó a la situación actual del clima: es una crisis de exceso, de desmedida - una deriva que también se constató en la crisis financiera. La desmesura: se trata de un punto común a todas las civilizaciones que han perecido. Copenague es una encrucijada: es necesario, a pesar de todo, superar la confrontación entre los neo-liberales y los defensores del decrecimiento. El decrecimiento es un fenómeno sufrido, lo que nunca es bueno. Además, el decrecimiento del flujo de materiales y energía, si va acompañada de una pérdida de riqueza económica, conduciría al caos social. El crecimiento y el decrecimiento selectivos, eso es otra cosa." (Christophe Barbier Pour Hulot, « Copenhague est un carrefour », L’Express 17/12/2009)

"Hay dos razones para pasar al " postcarbono": la degradación del clima, si uno cree en el calentamiento global, y el pico del petróleo, es decir, el comienzo del agotamiento de las reservas. No hay un plan B inmediato para “pasar” del petróleo, vale más, pues, organizar el decrecimiento de asunto que sufrirlo. Es imposible continuar el crecimiento económico, crear riquezas y compartirlas realmente sin regular los flujos, sobre todo para las materias en vías de agotarse. Por tanto, debemos fijar unos límites. Pero los seres humanos no son muy favorables a los límites. La crisis de la desmesura están en la naturaleza humana. Corresponde, pues, a la potencia pública organizar esta regulación, lo que exige, para evitar todo autoritarismo, a repensar al mismo tiempo el principio democrático. (...) El problema climático no puede resolverse sobre las espaldas de los pobres. La coerción no es enemiga de la libertad, es la condición." (Christophe Barbier Pour Hulot, « Copenhague est un carrefour », L’Express 17/12/2009)