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Extraen arena de la playa de Gijón para la obra
del puerto de El Musel

Por Julio A. Suárez.

 

Desde hace varios meses, la draga que está al servicio de las obras del nuevo puerto de El Musel se pasa la mayor parte del tiempo delante de la playa de San Lorenzo de Gijón. Al parecer, se dedica a extraer arena de la zona submareal de la playa con destino al relleno de los cajones de los diques en construcción.

¿Cuenta para ello con los necesarios permisos de la Demarcación de Costas? ¿Se ha realizado alguna evaluación previa del impacto ambiental de esa actividad en los fondos marinos y en la dinámica de litoral de la propia playa de San Lorenzo? Mucho me temo que no. Claro que eso no suele importar cuando se tienen buenos padrinos.

Porque a nadie con dos dedos de frente se le escapa que esas masivas extracciones industriales de arena van a afectar al delicado equilibrio de una playa que ya ha sido castigada en demasía por todo tipo de desmanes.

Conviene no olvidar que el padrino de la tan injustificada como innecesaria, a mi modo de ver, obra de ampliación de El Musel, Vicente Alvarez Areces, había prohijado antes también, a su llegada a la alcaldía de Gijón en 1987, el proyecto de construcción de aquel horripilante dique de hormigón, eufemísticamente denominado “semi-sumergido”, en plena playa de San Lorenzo. La excusa de entonces para darles obra y dinero a los hormigoneros era que la playa se estaba quedando sin arena. Afortunadamente, se pudo demostrar que esas afirmaciones eran falsas y que ni siquiera se había hecho ningún tipo de estudio sobre la dinámica de las arenas de la playa.

Como se sabe, el sábado once de Enero de 1986, el bulkcarrier Castillo de Salas embarrancó en la bahía gijonesa. Procedía del puerto norteamericano de Norfolk y traía en sus bodegas casi cien mil toneladas de carbón. A consecuencia del cúmulo de incompetencias producidas durante su fondeo, posterior embarrancamiento y tareas de salvamento, el barco se partió en dos. Se estima que más de sesenta mil toneladas de carbón se desparramaron por el fondo del mar. Son las que hoy, más de veinte años después, pintan largos trazos negros sobre las doradas y finas arenas de la playa.

Ya en entonces hubo propuestas para que se obligara a las compañías aseguradoras a costear la extracción del mineral de la zona submareal de la playa. No se hizo con la excusa de que se carecía de medios técnicos para ello. Estamos comprobando ahora que, como se sospechaba, no era verdad. El alcalde Alvarez Areces tampoco gestionó este grave asunto como debía. Al contrario, para no incomodar a los que le dan de comer, es decir, a los dirigentes del PSOE, entonces en el gobierno de la nación, retiró la denuncia por delito ecológico presentada por el anterior alcalde de Gijón, José Manuel Palacio, y aceptó como compensación la ridícula indemnización que le ofrecieron desde Madrid. ¡Para que luego venga presumiendo de playu y de haberse criado en el barrio de La Arena de Gijón!