asturiasemanal.es
laboral ecología cultura opinión política etcétera
  inicio
con tacto
   

Carta de dimisión del ex senador Verde Josy Dubié a
los dirigentes belgas y europeos de su partido.

 

El periodista y ex senador belga por el partido Ecolo, Josy Dubié, ha enviado la carta de dimisión que reproducimos a los dirigentes Isabelle Durant, Monica Frassoni, Philippe Lamberts e Isabelle Zerrouk.

 


“Buenos días.

El pueblo brasileño ha hablado.

Y eligió, por amplia mayoría, a Dilma como presidenta para continuar la obra de Lula que, en ocho años, ha sacado a millones de sus compatriotas de la atroz miseria en la que vivían desde hace generaciones. El pueblo brasileño ha hablado, pero el Partido Verde Europeo (PVE) no tenía nada que decir o, más exactamente, no quería decir nada.

En efecto, a pesar de la presión de mis exhortaciones y el posterior compromiso de la copresidenta del PVE para emitir un comunicado pidiendo a la candidata ecologista que llamase a apoyar a Dilma, el PVE finalmente optó por guardar silencio.

"El que no dice nada, consiente", dice el proverbio.

El PVE, por tanto, escogió apoyar la línea de la candidata ecologista brasileña que se negó a elegir entre la candidata apoyada por todos los que en Brasil cuentan como progresistas, con el Movimiento de los Sin Tierra a la cabeza, y el apoyado por la oligarquía y los sectores más conservadores y reaccionarios, los obispos locales y el Papa Benedicto 4x4.

A decir verdad, no me sorprende pero, para mí, es la gota que colmó el vaso.

Así que decidí, después de largas y profundas reflexiones, dejar el partido Ecolo, cada vez más y más el partido de los bobos, centrado en mirarse el ombligo, y del que ya no soporto las derivas "liberal libertarias", ni los arrebatos monarquistas y carcamalerías de nuestro “jefe”.

Durante casi 30 años, como reportero, he recorrido el mundo para mostrar y tratar de sensibilizar a mis compatriotas de la miseria espantosa que hace que casi mil millones de seres humanos, hoy en día no siempre puedan comer y pasen hambre.

Ese fue, de hecho, en julio de 2009, el tema de mi última intervención en el Senado, antes de retirarme. Se había pasado, según la FAO y en medio de la indiferencia general (5 líneas en la prensa), la marca simbólica de los mil millones de personas que padecen hambre. Yo había ya denunciado entonces el aumento exponencial en el número de hambrientos (¡100 millones en un año!) y su relación con la especulación desenfrenada de los mercados sobre los artículos alimenticios (arroz, trigo, sorgo, mijo, etc.), empujándolos al alza. Había mostrado un anuncio del Kredietbank, que acababa de ser reflotado a golpe de miles de millones de dinero público, explicando, cínicamente, los enormes beneficios que se podían alcanzar con esta especulación de consecuencias catastróficas para millones de niños en el tercer mundo, reducido al hambre y, a menudo, a la muerte, y denuncié, una vez más, la responsabilidad de los "bolcheviques del mercado" sin escrúpulos, y cuestionados, entre otros, por el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz.

Ciertamente, he visto y filmado, durante años, las consecuencias de esta desastrosa política económica en las “favelas” del Brasil, en las "villas miseria" de Argentina y en las "Poblaciones" de Chile, pero también en los espantosos barrios de chavolas de Bangladesh, de Filipinas, de Indonesia, de Sudáfrica o de Kenia.

He visto a niños morirse de hambre ante mis ojos en Etiopía, el Sahel y en Bangladesh. No salí indemne de ello.

Llegué a la ecología por la cuestión social, dándome cuenta de que son siempre los más desheredados de la tierra las primeras y principales víctimas de las degradaciones del medio ambiente (suelo y agua contaminados, las epidemias, inundaciones, deslizamientos del terreno, etc) . Dejo el partido, que se llama ecologista, por su falta de compromiso en la cuestión social y, en particular, por lo que se refiere a esos millones de abandonados a cuenta del "milagro económico neo liberal" en el Tercer Mundo.

Durante 9 años, traté de poner esta cuestión, vital para millones de seres humanos, en la agenda del partido. Las raras veces en que estas cuestiones fueron abordadas por la dirección, en cada una de esas ocasiones figuraban al final del orden del día, cuando ya tres cuartas partes de los asistentes, entre ellos, casi todos los influyentes del partido, abandonaban la reunión.

Me voy de un partido que logra reunir a cientos de activistas para salvar a las focas bebé o a la banquisa, pero A no más de veinte paletos, como el otro día en la Porte de Namur, para oponerse, con los sindicatos de toda Europa, al desmantelamiento de las "conquistas sociales" (palabras feas para los liberales), fruto de la lucha secular de millones de trabajadores.

Eso me entristece, por supuesto.

Inicialmente, hace treinta años, los ambientalistas no eran los únicos en la creación de este partido. Activistas en pro del tercer mundo, pacifistas, antimilitaristas, internacionalistas, defensores de los derechos del hombre, eran también numerosos a la hora de lanzarse a la lucha.

Muchos, desde entonces, se han marchado, generalmente, de puntillas.

Al igual que millones de belgas, no puedo soportar la prioridad de los asuntos de la UE en que se revuelcan todas los partidos, incluido el nuestro.

Eso ya será sin mí en el futuro.

Yo no dejo Ecolo para irme a otro sitio, porque esta fuerza política de cambio democrático, pero radical, a la que aspiro, que ponga fundamentalmente en cuestión las propias bases de nuestro sistema económico liberal de "todo para el mercado, libre y dictatorial" que engendra la miseria y ensancha la fractura social, nacional e internacional, no existe, o todavía no, en Bélgica.

Tengo 70 años bien cumplidos, no sé cuánto tiempo me queda por vivir. Sin embargo, no me resignaré jamás a aceptar estas injusticias y el cuestionamiento de por lo que lucharon, no las "generaciones futuras", con las que en Ecolo se llenan la boca, sino las generaciones pasadas, que merecen un poco más de respeto y de reconocimiento, y no son esta cohorte de carrozas como tratan de descalificarlos los reaccionarios de toda clase, seguidores del pensamiento único.

Un último punto en el camino.

Dentro de unos días, en Lisboa, a los países miembros de la Alianza del Atlántico Norte, incluyendo a Bélgica, van a adoptar un nuevo concepto estratégico que, fundamentalmente, pone en cuestión los términos del tratado de la OTAN, la alianza de defensa mutua, adoptada en 1949 .

Bajo este nuevo concepto, la Alianza ya no será un escudo militar para proteger a los países miembros en un espacio estrictamente definido, como se había previsto en 1949 frente a la amenaza soviética, sino una espada al servicio de la defensa de los intereses de sus miembros donde quiera que puedan estar amenazados.

En otras palabras, la OTAN se transformará en el gendarme del mundo en contradicción formal con la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional que reserva esta función al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, encargado de mantener la paz.

Tenía, cuando este proyecto de nuevo concepto estratégico fue mencionado, escrita una nota sobre el tema que envié a los responsables del partido, sin que hubiera reacción alguna. Lo mismo que si hubiera meado en un violín, algo que voy a poder hacer ahora sin reservas.

Para su comodidad, la adjunto a la presente nota, que no tiene todavía ni una arruga, por si en plan aventura, "el partido que hace política de forma diferente", crería útil evocar en el Buró Político o en otro lugar, este golpe que se prepara subrepticiamente, un golpe que también está lleno de graves amenazas para las generaciones futuras.

Buena suerte de todos modos.

Josy

Abonado al gas suscriptor retirado epicúreo libertario "Ni dios ni amo".