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Un
ministerio facilón para Carme Chacón Por Samuel Zapico.
Muy sabrosas las percebes, pero, ¿por qué un antigubernamental como yo tiene que ponerse a escribir del gobierno con lo bien que creo que estaríamos sin él? Así que estaba pensando que no, que ni una palabra, pero entre chiscazo y succión me salió el pareado de la ministra Chacón. Claro, si fuera Chaconagoitia seguro que no daba con la rima tan rápido. ¿Para qué vamos a discutir del gobierno con los amigos con los que comemos percebes? ¿Qué le cuesta a un grafómano como yo escribir folio y medio del presidente, de las ministras o de la gorra de Sabina? ¡En un plis plas! ¡Y a correr! Lo mejor que se puede decir del nuevo gobierno es que ZP les escogió, o les desechó, por sorteo: unos llevarían más números y otros menos, pero por sorteo. Carme Chacón era de las que más números llevaba, así que se quedó. Normal. Pero cuando ya estaba decidido
quién se quedaba y quién no, a ZP le debieron de decir los
coleguillas: Así que no
quedó más remedio que ponerse a buscarle un ministerio tranquilo: Estaban ZP y los coleguillas
del gabinete de crisis en plena tormenta de ninguna idea, cuando llegó
Alonso y, al verles tan preocupados, cuando le pusieron al tanto, enseguida
les dio la solución: En cualquier empresa medianamente indecente, decente no conozco a ninguna, cuando una trabajadora cae en estado, le buscan un puesto compatible. Me parece que hasta debe de venir en las hojas no arrancadas del libro de la legislación laboral. ¿Va a ser Zapatero un mal jefe con sus ministras y ministros? Pues, no. Lo único que quizás a partir de este caso va a tener que repartir, cuando se reúne los viernes el consejo de ministros/as, pastillas del día después, porque ya sabemos cómo son estas cosas, que éramos pocos y parió la abuela. Y es que todo el mundo reconoce que el poder pone. El Ministerio de Defensa es un chollo para cualquiera. Para empezar, no hay un solo ministerio que cuente con unos funcionarios tan disciplinados que hasta le van a organizar un desfile a la señora Chacón el día de la toma. ¿Alguien se puede imaginar al ministro/a del ramo que sea tomando posesión con banda de música y los jueces, o los médicos, o los ingenieros de caminos en perfecta formación esperando que mande firmes? Defensa es el ministerio más tranquilo que hay, sin grandes problemas en el horizonte, porque: ¿De quién nos tenemos que defender?, ¿hay algún país que nos amenace?, ¿tenemos pensado organizar nosotros alguna invasión para formar un nuevo imperio? Nada de nada. Calma chicha. Lo único no ser tan rácanos con los vuelos charter de los soldados y contratar con Iberia. Pensará una gran parte de la izquierda que Carme Chacón lo va a tener muy difícil para tratar con los militares, con ese carácter y esa forma de pensar que se les supone. Pero también en eso se equivocan otra vez. Es verdad que los militares se pasan la vida dando órdenes y poniendo firmes a los demás. Lo que pocos saben es que, luego, cuando llegan a casa, la que manda es la comandanta, la coronela y la generala. Están acostumbrados a obedecer a la mujer, así que por ahí no me parece que vaya a haber el más mínimo problema. El verdadero problema de Carme Chacón en el Ministerio de Defensa es otro muy diferente. Me parece a mí que a la ministra Chacón le va a pasar como a muchos de sus antecesores en ese destino. Carme Chacón va a “descubrir” personalmente a las Fuerzas Armadas y le va a encantar el espíritu castrense y la vida de milicia. Tiempo al tiempo. Y ahí está el mayor peligro, en esa especie de atracción fatal que sufren los que pasan por ese ministerio, sobre todo, si vienen de la izquierda. Es el mayor riesgo
que corre Zapatero, el de perder para siempre a Carme Chacón. Ella,
que podría ser su sucesora al frente del partido y del gobierno
de la nación, por culpa de esa atracción, no estaría
yo muy seguro de que no acabase renunciando a una carrera política
tan brillante para, por ejemplo, alistarse en la Marina. En todas
las Fuerzas Armadas, pero de forma especial en la Marina, hacen mucha
falta profesionales que sepan llevar el timón, sobre todo en las
nuevas fragatas. Y Marina y Ajema ya suenan a femenino singular.
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