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La memoria de la vicepresidenta del Gobierno

Por Samuel Zapico


Nunca me cayó bien. Así de claro. Algo veo en el gesto que me provoca rechazo, desconfianza. Ya desde la época del felipismo. Tampoco le conozco ninguna intervención suya en defensa de la memoria y del honor de las víctimas de la represión franquista.

Por eso, cuando observé lo lentamente que avanzaba, o retrocedía, la Comisión Interministerial para el Estudio de las Víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo, supuse que la culpa era de María Teresa Fernández de la Vega Sanz, la vicepresidenta del gobierno que la presidía. Y añadí para mí: esa es de familia de derechas. Una beneficiaria del franquismo decidiendo sobre la justicia debida a las víctimas del franquismo.

Soy de los que desconfía de los estados y de los gobiernos; y soy de los que digo que tener que sacar una ley para llevar a cabo el descaudillaje franquista del país más de treinta años después de la defunción del general parece de coña.

Pero volviendo a la vicepresidenta Fernández de la Vega, efectivamente, es de familia de derechas. Su padre, Wenceslao Fernández de la Vega Lombán, fue delegado provincial de Trabajo en Valencia, en los finales de los cuarenta. Ya se sabe que Franco reservó para los falangistas el Ministerio de Trabajo y, por supuesto, la Organización Sindical y todos los organismos dependientes de ambos. A tenor de lo que cuentan por la blogosfera, Wenceslao Fernández de la Vega era de la parte de Vegadeo o Lugo, combatió en el ejército franquista, se hizo falangista y hay quien asegura que hasta estuvo en la División Azul luchando en Rusia junto a los alemanes. Combatir en una guerra respetando las normas de la guerra, no es un crimen. Ser delegado provincial de Trabajo es ya otra cosa. ¿Acabaría ahí su carrera?

María Teresa Fernández de la Vega se licenció en Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid y en 1974 obtuvo plaza de secretario judicial de las magistraturas de Trabajo. Trabajo y Trabajo. Militó (¿cuánto?) en el PSUC, la delegación del PCE en Cataluña, que estaba más a la derecha que cualquier otra organización de izquierdas. Y de ahí ya todo un carrerón por el Ministerio de Justicia de la época felipista: Gal, escuchas ilegales, Roldán, el capitán Khan y demás. La nombraron jueza por decreto y vocal del Consejo General del Poder Judicial.

Ya dije que no me resulta simpática, ahora añado que, como dicen ellos, su perfil no se adecuaba a las exigencias del cargo de presidenta de la Comisión interministerial sobre las víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo.