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Puerto de El Musel: la impunidad de los 40 mil millones de pesetas de sobrecoste
y los 40 ferrallistas despedidos.

Por Carmelo de Samalea

 

En los últimos días se han conocido las sentencias de veinticinco de los cuarenta ferrallistas de las obras de ampliación del puerto gijonés de El Musel que habían sido despedidos en Julio de este año. Las sentencias establecen que los despidos son improcedentes, por lo que la subcontrata Costanor (www.costanor.es), a la que pertenecían, puede optar entre readmitirlos o indemnizarlos con cuarenta y cinco días por año. Como la práctica totalidad no llevaban más de un año en la empresa, el despido de estos trabajadores, en la práctica, ha salido muy barato.

La mayoría de estos trabajadores son de origen saharaui, aunque luego ostentasen otra nacionalidad, principalmente mauritana y marroquí. Estaban arraigados en España y tenían a su familia viviendo con ellos. Fueron despedidos por pedir a la empresa los descansos y vacaciones a que tenían derecho. Esta subcontrata les obligaba, además, a realizar turnos diarios de doce horas durante diez días y, según denunciaron los trabajadores, no incluía todo el salario en la nómina, les debía diversas cantidades y les sancionaba con cien euros si no portaban el DNI. El malestar se venía arrastrando desde varios meses atrás. Al estallar el conflicto que se saldó con los cuarenta despidos, los ferrallistas se reunieron con el teniente de alcalde del ayuntamiento Gijón, de IU, para pedir la solidaridad y el apoyo de la Corporación ante las autoridades portuarias para lograr su readmisión. Hoy se ve que con poco éxito.

El abogado Alfredo García López, del despacho Olmos y García, se ocupó de la defensa de veinticinco de estos trabajadores y solicitó la nulidad de los despidos. En las papeletas de despido, la subcontrata Costanor alegó participación activa en una huelga ilegal, pero como algunos de los ferrallistas estaban disfrutando los días de descanso cuando ocurrieron los hechos, para estos últimos la empresa arguyó como causa de despido el bajo rendimiento.

Las señorías de los juzgados de lo Social de Gijón se repartieron estas veinticinco demandas y en sentencias prácticamente calcadas admitieron parcialmente la demanda al declarar el despido improcedente. Ni que decir tiene que Costanor no readmitió a ninguno de ellos. Aún está pendiente de resolución la denuncia presentada ante la Inspección de Trabajo por otras irregularidades que a juicio de los trabajadores se estaban produciendo.

Semanas después de las protestas de estos ferrallistas de la obra de ampliación de El Musel, que tan drásticamente fueron sancionadas con los cuarenta despidos, los sindicatos mayoritarios, con una amenaza de huelga por el medio, llegaron a diferentes acuerdos de mejoras salariales con las distintas empresas, pero no recogieron la elemental reivindicación de la readmisión de los despedidos. En este sentido, también conviene recordar que en los primeros momentos del conflicto el abogado defensor tuvo que reunirse con los despedidos en un parque y denunció actitudes racistas. No se conocen los posicionamientos de otras fuerzas sindicales.

Por otra parte, estas obras de ampliación del puerto de El Musel han generado un sobrecoste del cuarenta por ciento, unos cuarenta mil millones de pesetas. No se tiene noticia de que el gobierno haya mandado la carta de despido o el cese a: Fernando Palao Taboada, secretario de Transportes y ex responsable de Puertos; Francisco González Buendía, Consejero de Infraestructuras del gobierno asturiano; Fernando Menéndez Rexach, presidente del puerto de El Musel; José Luis Díaz Rato, ingeniero director del mismo; los también ingenieros de Infraestructuras y Proyectos, Miguel Villalobos y José Moyano, y al gerente de la UTE Dique de Torres, Juan Miguel Pérez. Esta UTE está formada por Dragados, FCC, Sato, Drace y Alvargonzález Contratas, y tampoco se sabe del despido de ningún directivo o ingeniero. Existe también una Comisión de Seguimiento de las obras de ampliación que tampoco ha sido destituida.

Y la subcontrata Costanor sigue trabajando en El Musel. Despotismo, impunidad y mano larga.