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¡San Gordon Brown, ruega por nosotros!

Por Thierry Philippon.
Le Nouvel Observateur.

 

 

El nuevo héroe de la prensa anglosajona reside en el número 10 de Downing Street. El plan de salvamento bancario del Primer Ministro, que se estaba hundiendo en los sondeos todavía hace unas semanas, fue saludado por la izquierda tanto como por la derecha.

El Financial Times, el periódico de la City, considera que “tomó unas medidas audaces para salvar el sistema financiero y, con él, la economía real.”

La guinda del pastel, el nuevo premio Nóbel de Economía, el americano Paul Krugmann, rindió homenaje a la actuación “clara y determinada” de Gordon Brown, antes de preguntarse si en cierta medida, no estaría también “salvando el sistema financiero mundial”.

Aun a riesgo de escornar al nuevo icono de los mercados, es necesario recordar que, en realidad, el primer ministro británico no tenía otra opción y que tiene una parte de responsabilidad en la quiebra del sistema financiero de su país. El crack ha desplumado severamente a los bancos ingleses, que se encuentran entre los más afectados de Europa.

Las cotizaciones en la Bolsa de los dos gigantes escoceses: RBOS y HBOS se desfondaron un 90% y la del Barclays un 60%. Entre los tres pesan hoy en día casi tanto como el BNP-Paribas, es decir, 45.000 millones de euros. No es extraño que el gobierno de Brown haya decidido inyectar 50.000 millones de euros para reflotarlos. Pero, ¿quién ha sido el responsable de la economía británica en el curso de los diez últimos años? Gordon Brown.

Fue Canciller del Exchequer –el bonito nombre que los ingleses dan a su ministro de economía- entre 1997 y 2007, o sea, uno de los más largos reinados de su país. Su política consistió en reforzar el peso de la City. La parte de las actividades financieras (banca, seguros…) en el PIB pasó del 6,1% en 1997 al 8,4% en 2005, cuando la media europea se sitúa en el 5,7%. Esa decisión audaz alimentó un crecimiento rápido de la economía, pero, como queda de manifiesto, no la acompañó la necesaria supervisión.

Contrariamente a lo que ocurre en Francia, no es el Banco de Inglaterra el que dispone de la tutela de los bancos, sino un organismo independiente que no ejerce su mandato con el mismo nivel de exigencia que los bancos centrales, según las autoridades francesas, que son muy críticas.

Gordon Brown, con pragmatismo, sacó las conclusiones de esta derrota bursátil. La primera plaza financiera de Europa no podía permitirse un nuevo accidente después de los del Northern Rock y del B&B. En contrapartida a la inyección de dinero público, Brown quiere imponer una cura de adelgazamiento de los bonos de los intermediarios y desea unos cambios “muy vastos y muy radicales” en el sistema financiero mundial.

De acuerdo. ¿Pero a cual Gordon Brown hay que creer: al cruzado de la reforma aparecido después del crack bursatil o al que protegió a la City durante diez años?