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Informe
de Amnistía Internacional: España. Sal en la herida.
Junto con otras ONG nacionales e internacionales y diversos órganos de derechos humanos de la ONU y el Consejo de Europa, Amnistía Internacional lleva años expresando honda preocupación por casos de tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes infligidos por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en España y por la impunidad efectiva de los responsables en muchos de ellos. En el presente informe, se
ponen de relieve algunos casos investigados por Amnistía Internacional,
en los que las víctimas afirman haber recibido golpes, patadas,
puñetazos e insultos de agentes de policía, incluso estando
esposadas y tanto en la calle como bajo custodia policial. En sus denuncias,
estas personas aseguran también que los agentes las amenazaron
con una pistola o un cuchillo, las azotaron en las plantas de los pies
y las amenazaron de muerte. En uno de los casos, los policías dijeron
al detenido que si no cooperaba violarían a su novia. En otro,
la Amnistía Internacional
considera que los continuos casos de presuntos malos tratos a manos de
agentes de policía tienen su origen en el hecho de que las autoridades
españolas no hayan cumplido en múltiples ocasiones sus obligaciones
jurídicas internacionales, en virtud de las cuales deben
tomar diversas medidas legislativas, judiciales y administrativas para
impedir los malos tratos. Las normas internacionales obligan también
a las autoridades a garantizar la realización sin demora de una
investigación independiente, imparcial y exhaustiva siempre que
haya razones para pensar que se han infligido malos tratos. Asimismo,
las autoridades tienen que asegurarse de que las personas responsables
de tales violaciones de derechos humanos sean puestas a disposición
judicial para ser sometidas a un juicio justo y de que se proporcione
a las víctimas un recurso efectivo, que incluya reparación. Los casos que Amnistía Internacional ha investigado, incluidos los documentados en este informe, revelan deficiencias estructurales que afectan a todos los aspectos de la prevención, investigación y castigo de los malos tratos. Asimismo, en el informe del CPT sobre su visita a España de 2005 se señala que, teniendo en cuenta los criterios establecidos por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos al determinar la «eficacia» de una investigación sobre malos tratos, en ninguno de los casos examinados por su delegación durante la visita de 2005 podía calificarse la investigación de «eficaz», de lo que se desprendía que «las salvaguardias aplicadas actualmente para las personas privadas de su libertad por agencias encargadas de hacer cumplir la ley no las protegen debidamente de los malos tratos». En sus respectivos informes, el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa y el relator especial de la ONU sobre la cuestión de la tortura han aludido a muchas de las cuestiones que se ponen de relieve en el presente documento. En entrevistas mantenidas con
Amnistía Internacional en 2007, representantes de las instituciones
del Defensor del Pueblo, las autoridades judiciales y la policía
reconocieron en general que se habían dado casos de malos tratos
a manos de agentes encargados de hacer cumplir la ley. No obstante, muchos
de ellos afirmaron que se trataba de hechos aislados y que la gran mayoría
de las denuncias de malos tratos presentadas contra agentes encargados
de hacer cumplir la ley eran falsas (aunque no especificaban si se habían
investigado exhaustivamente). El gobierno español mostró
la misma actitud en su respuesta al informe del CPT sobre su visita a
España de 2001, en la que En 2002, comentando declaraciones
similares hechas por funcionarios, el Aunque Amnistía Internacional
no cree que los malos tratos a manos de La falta de investigaciones
no protege ni a las presuntas víctimas de los malos tratos ni a
los agentes que puedan ser víctimas de las falsas denuncias. Amnistía
Internacional reconoce que la reputación de la gran mayoría
de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, que cumplen su
deber con profesionalidad, se ve empañada injustamente por los
actos de los que son responsables de malos tratos. Una vez más,
el hecho de que no se garantice la rendición de cuentas de quienes
infligen malos tratos, la cual incluye mostrar a la ciudadanía
que se ha hecho así, contribuye aún más a menoscabar
la credibilidad del conjunto de los organismos encargados de hacer cumplir
la ley de España. Las investigaciones de Amnistía
Internacional indican que los casos documentados en el presente informe
no son incidentes aislados. Ciertos casos de gran resonancia han sido objeto de una enérgica condena por parte de representantes del gobierno, y Amnistía Internacional acoge con satisfacción las medidas adoptadas por la policía autonómica del País Vasco, la Ertzaintza, que, entre otras cosas, ha introducido mecanismos de control de calidad durante la detención (consistentes en detallados procedimientos que se vigilan atentamente) y grabación con cámaras de vídeo de amplias zonas de las comisarías de policía. La organización considera también muy positiva la propuesta del gobierno autonómico catalán de crear un comité de ética policial que le informe de los casos de malos tratos y de colocar cámaras de vídeo en todas las zonas de las comisarías de policía bajo su control. Todas estas medidas constituyen un claro avance, pero Amnistía Internacional lamenta que no se ajusten todavía a las recomendaciones formuladas por los organismos de derechos humanos para combatir los malos tratos y la impunidad de manera más efectiva. Cuando surge un caso de presuntos malos tratos a manos de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, el proceso suele ser siempre el mismo: investigación interna inexistente o inadecuada de lo sucedido y rápido archivo de toda denuncia judicial por falta de pruebas, incluso si hay datos médicos y otros indicios creíbles que la respaldan. Cuando se lleva el caso a juicio, a menudo concluye con una sentencia absolutoria, por haber sido imposible identificar a los agentes responsables, o con una condena nominal. No es raro que el procedimiento dure años, tras sobreseer retiradamente el juez de instrucción el caso. Las víctimas entrevistadas por Amnistía Internacional denuncian a menudo que los jueces de instrucción y los fiscales se basan en gran medida en declaraciones de la policía y no les dan el mismo crédito a ellas ni a los testigos. Amnistía Internacional
considera también motivo de preocupación la existencia de
casos en que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley
han presentado denuncias dirigidas aparentemente a desacreditar el testimonio
de las víctimas con el fin de ocultar las pruebas que
puedan presentar contra ellos o de intimidarlas para que retiren su denuncia.
– Formación inicial
inadecuada y formación continua insuficiente sobre el Amnistía Internacional ve con gran preocupación la falta de disposición del gobierno español para afrontar el problema de los malos tratos a manos de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y los fallos del sistema disciplinario interno y de investigación judicial, pues teme que exacerben el clima de impunidad causante de nuevos casos de malos tratos. La falta de medidas de las autoridades españolas a este respecto constituye un incumplimiento de las obligaciones que han contraído en virtud del derecho internacional. Hasta que el gobierno no adopte medidas efectivas para investigar las denuncias de malos tratos y poner a todos los responsables a disposición judicial, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley estarán por encima de ella. Documento completo
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