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¡Sobre todo, no cambien nada! (III)


Por Frédéric Lordon.

2. Obscenidad sin límite

Ese podría ser el nombre de una operación del ejército americano; es justo el estado moral de las finanzas. De todos los ingredientes del desastre, se trata, paradójicamente, del más anecdótico y del más explosivo. Que la glotonería de las finanzas no conozca ningún freno durante el fracaso y que las primas (a directivos) sigan repartiéndose por miles de millones mientras la ayuda pública es un "no acontecimiento" desde el punto de vista macroeconómico. ¡Pero sí desde el punto de vista político, perdón! El hecho es que con las finanzas, 2009 comienza como una charanga. Antes de que se formalizase su rescate por Bank of América, él mismo John Thain, el Presidente de Merrill Lynch, decidió que él y sus tropas bien merecían una última pequeña prima por el camino recorrido - entre 4 y 5 mil millones de dólares, al mismo tiempo que Merrill aporta de "dote" a su matrimonio 15 mil millones de pérdidas, que condujeron al Tesoro USA a proporcionarle 20 mil millones de dólares suplementarios de dinero público y una garantía de reembolso de pérdidas... de 118 mil millones. Durante este tiempo, el Sr. Thain ha juzgado importante cambiar la decoración de su oficina: 1,2 millones de dólares -después de todo, puesto que el dinero público no falta...

La dirección del banco Citi, por su parte, no pudo resistir el gran capricho de un nuevo avión de 50 millones de dólares (y también de algunos helicópteros). Atención, el avión merece la pena: "de una comodidad sin concesiones", promete el prospecto – y podemos creerlo. Citi, que dejó más de 50 mil millones de dólares en las subprimes, es objeto de uno de los más grandes planes de rescate público: 300 mil millones de dólares.

Incluso The Economist, al que difícilmente se le puede considerar un enemigo de las finanzas, tiene náuseas y habla de "saqueo" [« Looting stars », The Economist, 31 janvier 2009] - es cierto que incluso para el partidario encarnizado del méritocracia financiera, el hecho de que 2008 sea el sexto año más grande en materia de primas (a directivos) –en medio de una crisis secular-, es un poco difícil de defender. Y para nosotros, pues... Dejaremos a los partidarios de la autorregulación la virtud apreciar la eficacia de sus recomendaciones. Para el resto, queda ahora bastante claro que la decencia más elemental sigue siendo un concepto estrictamente incomprensible para las conciencias de las finanzas, no queda más que las vías de la fuerza legal luego, si fracasa, el recurso a la fuerza física para hacerles entrar en razón.

3. Cuidado: ataque de rabia

Para la opinión pública, los umbrales críticos están en vista. Dos décadas de descerebramiento y promoción ininterrumpida de los valores del dinero, bajo la tutela de TF1 y M6, no habrían bastado para impedir que el cuerpo social viera la luz roja de semejante espectáculo. En la tarde de la manifestación del 29 de enero, BFM dio la palabra "a un gran experto social" [Dixit el periodista-animador de la emisión], Bernard Brunhes. Como el Sr. Sarkozy, todos esbirros de la UMP y los lacayos de los sondeos, el Sr. Brunhes "ha comprendido", ¿pero qué exactamente? Oyó "la angustia y las inquietudes". Pero el Sr. Brunhes y todos los que se le parecen deben de ser un poco duros de oído. Porque más que "apenado", el cuerpo social está afectado por una terrible cólera; versión socialista, el Sr. Fabius: "descontentos" [France Inter, 30 janvier 2009]. No, no, no Sr. Fabius, la gente no está "descontenta": están locos de rabia. La crisis, de la cual no tienen ninguna culpa, se paga por cuenta suya, los arroja de sus empleos, o lamina sus ingresos, mientras que los banqueros van en limusina y perseveran en una arrogancia inoxidable que casi forzaría a la admiración - habrá a pesar de todo un determinado retroceso con ell tiempo. Incluso el pueblo más dócil del mundo se saldría de sus casillas- y no hay que descartar que Francia forme parte, aunque, como reflexión, habría más bien materia para extrañarse de que el cuerpo social, finalmente, haya sido hasta ahora tan pacífico cuando se considera lo que ha aguantado desde hace dos décadas. Los duros de oído no van a tardar en darse cuenta, porque esta furia, que no tiene nada de reciente ni de circunstancial, es el terrible producto de un largo cúmulo de dolores y protestas, nunca escuchadas y siempre despreciadas pero, por "los excesos sin límite", tienen ahora una rabia que va a hacer mal y que los potentes, incapaces de dejar de abusar de su potencia, podrán conocer más pronto que tarde - a falta del resto, eso, no lo habrán podido robar.