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Oficina de Defensa del Anciano         Asturias Republicana
   
   


Luis Manuel Aranda Iriarte





Luchó toda su vida por la causa obrera y era más bueno que el pan. Defendió a Gijón, su ciudad natal, y llevaba a la playa, a la arena y la mar, en la piel y las venas. Era Sporting, no del.

Compraba periódicos, leía periódicos, ilustraba, escribía, maquetaba y fotocopiaba periódicos, y vendía periódicos de la prensa obrera, que se decía cuando entonces. Hizo pancartas y octavillas, repartió propaganda y fue a todas las manifestaciones en las que se pedía algo en favor del obrero. Fue un militante ejemplar y sacrificado, dio dinero a porrillo y siempre estaba allí para lo que hiciera falta. No se pasó al otro lado, no claudicó y no colaboró. Pertenecía a ese grupo de irreductibles a los que este sistema infumable no puede comprar, ni sobornar ni embolicar, porque ni quería ni necesitaba ni le interesaba nada de ellos.

Amó a sus chicas y, sin dejar de ser libre, recibió amor, cariño, comprensión y hasta mimos. Fueron ellas las sirenas que pintaba en sus cuadros de playas nudistas y las que le acompañaban en los sueños, las que en la vida le defendían de la maldad de los otros.

Su casa fue refugio para muchos cuando nadie hablaba de refugiados. Ayudó a tantos y tantos y, como todas las personas bondadosas, padeció el abuso de unos cuantos caraduras, por decirlo suavemente.

Tu cuerpo ha muerto, pero los recuerdos de tu vida seguirán, como siempre, perviviendo y dando fuerza a nuestros corazones. Y cuidaremos de Balto.

Luis Manuel Aranda Iriarte, ingeniero de Caminos, antiguo militante de la Liga Comunista y de la CNT, ecologista de verdad, falleció en Gijón el 14 de Mayo, faltando tres días para cumplir los 72 años.