asturiasemanal.es
laboral ecología cultura opinión política etcétera
  inicio
con tacto
   

Gol por la escuadra del PSOE de Gijón al combinado local de sindicalistas e izquierda extraparlamentaria.


Por Carmelo de Samalea.


Si el asunto no afectara a quien afecta y no fuera lo serio y preocupante que es, quizás este artículo siguiera, en plan coña marinera, por los derroteros que el titular anuncia.

Cándido González Carnero y Juan Manuel Martínez Morala llevan casi cuarenta años haciendo sindicalismo y defendiendo al obrero contra viento y marea. Porque aquí no se ha perdido la memoria, y uno recuerda perfectamente los entresijos de Perlora y la deriva “situacionista” de tantos; los Pactos de la Moncloa y el afán colaboracionista de tantos; los fulanitos y citanitos dedicados a emular los procedimientos chekistas en CCOO, y para qué seguir...

El gran éxito, el gran acierto de la Corriente Sindical de Izquierda fue ser un sindicato de lucha y de resistencia en medio del vendaval antiobrero del socialfelipismo. Teóricamente criticable, orgánicamente desastroso, arrastrando sus contradicciones y sus filias y fobias; alguien llegó a compararles con “el ejército de Pancho Villa”. Pero cuando cualquier empresario desaprensivo, perdón por la redundancia, ponía a los currantes en la puta calle, ahí estaba la Corriente para todo lo que hiciera falta. Ese fue, durante años, su inestimable mérito, el del sindicalismo puro y duro.

Hace un año escribí preguntando qué se sabía del indulto para Morala y Cándido, solicitado al gobierno de Zapatero otro año y medio antes. Más de dos años después, ha llegado el famoso indulto, que se prometió de urgente tramitación y ha resultado ser un indulto tortuga, y parcial, en la doble acepción del término. Para mí, todo ha sido una obra trevínica, excepto el gol, y a su autor intelectual le veo muy en plan de precampaña para suceder a Areces, que alguna vez lo tendrá que dejar, en la presidencia de la autonomía asturiana. Pero, como diría Moustache, esa es otra historia.

Tres años “entretenidos” con un puto cajetín resulta infumable, pero que dos dirigentes sindicales como Cándido y Morala hayan pasado igualmente todo ese tiempo con la amenaza de meterles en la cárcel, eso resulta inaceptable. Porque en ese tiempo, Areces y compañía han aprovechado para liquidar el sector de la construcción naval en Gijón. Ahora bien, la actitud de la Corriente Sindical en este asunto y a lo largo de esos años no puede quedar exenta de crítica.

En primer lugar, ya se sabe que a Morala le cuelas en Cabo Kennedy, le vistes completo de astronauta, le mezclas con los otros y, si los viésemos por televisión, diríamos:
-¿Quién son todos esos que están con Morala?
Pues lo mismo vale para lo del cajetín de marras.

En segundo lugar, cuando ya se había iniciado el procedimiento judicial, no se siguió una estrategia sindical adecuada. A mi manera de ver, se tenía que haber buscado el acuerdo con todas las demás fuerzas sindicales y responder al ataque con el arma clásica de los trabajadores: la huelga. Teniendo presente dos cosas: vale mucho más un paro sectorial o parcial que una manifestación, y el sectarismo también puede ser por parte y parte.

Hasta treinta mil personas se llegaron a manifestar en favor de Cándido y Morala en Gijón. No hace falta ser un lince para darse cuenta de que se está actuando equivocadamente cuando el número de asistentes quedó reducido a unos pocos centenares.

Cuarto. Un espeso silencio reinó durante muchos meses, hasta el punto de no saber si el gobierno había concedido el famoso indulto ya o no. Se da la circunstancia de que durante ese “tiempo de silencio” IU-Bloque por Asturias-Los Verdes estaba negociando con el PSOE asturiano el acuerdo de gobierno: ¡qué mejor ocasión que esa para incluir la solución total del asunto Cándido-Morala! Y para presionar públicamente desde fuera en ese mismo sentido.

Y llegamos al gol. Vivimos rodeados de actos injustos: desde la calumnia al toletazo; desde la grúa que te lleva el coche porque pasaba por allí, hasta las resoluciones de los tribunales médicos, que jubilan a verdaderos atletas y mandan a trabajar a gente que no puede con el alma... Si de mí hubiera dependido, hubiera organizado el pago del “rescate” en monedas: ocho mil personas a un euro cada una. ¡Todas las oficinas de Banesto colapsadas! Y ocho mil cartas con el resguardo dirigidas a don Esparto Calvo Noviembre, acompañadas de una buena cesta de bellotas de la dehesa salmantina, de regalo.

Pero llegó uno de Roces, que debe de ser de la escuela de Juanele, “el pichón de Roces”, y, en una jugada genial y con un regate habilidoso, mandó el balón a la escuadra cuando ya se estaban jugando los minutos de descuento. Fue así como, pese al aparente dominio del combinado izquierdista, el PSOE gijonés supo salir airoso del encuentro.