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La moral del bandolero.

 

Por Xuan Cándano.
Atlántica XXII

 

 

La última festividad del patrón de los periodistas se celebró con una cena y un baile de salón recordando la primera, hace justamente un siglo, cuando se fundó la Asociación de la Prensa de Oviedo.

Pero no fue el baile -sobre todo para tipos como yo, que no damos pie con bola y siempre fuimos fieles a las barras- lo más costumbrista de la velada.

A los postres, tras las emotivas intervenciones de dos veteranos maestros homenajeados, se oyó el tin-tin de una cucharilla golpeando los vasos y exigiendo silencio. Era la del presidente de la Asociación de la Prensa, un compañero legendario, uno de esos tipos que no cae mal a nadie y menos al que redacta estas líneas. Si aquí se cuenta este episodio es porque lo hubiera podido protagonizar cualquiera de los que llenábamos aquel comedor con vistas al Naranco.

-A continuación, vamos a brindar con unas botellas de champán que nos ha enviado Cosmen Adelaida.

Y en una escena que Orson Welles nunca hubiera soñado poder rodar para su Ciudadano Kane, decenas de manos se alzaron para brindar con Cosmen Adelaida ausente, agradeciéndole el detalle al primer empresario de Asturias y uno de los más importantes financiadores de los medios asturianos a través de la publicidad.

Nada tengo contra Pepe Cosmen. Es más, personalmente me cae simpático y profesionalmente me descubro ante un empresario exitoso y emprendedor que conquistó el mundo desde una empresa familiar. No brindé con su champán por el bochorno y porque una botella por mesa no parece un precio muy tentador para dejarse corromper a estas alturas, aunque sea etílicamente. Incluso le agradezco el detalle, porque realmente lo que me brindó fue la oportunidad de observar, en una escena memorable, la pleitesía que rendimos los periodistas a todos los poderes, empezando por los económicos.

No somos los únicos. Dice Gregorio Morán que sin la "colaboración periodística no hay corrupción política que prospere". Pero el mismo Morán nos junta con otros profesionales tres líneas después, en el mismo artículo publicado en La Vanguardia: "En cada caso de corrupción política fundamentada, yo recomendaría buscar un letrado y un periodista". (...)