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El Musel: ocurrencias y chambonadas.

Por Carmelo de Samalea.

Mientras en otros países los nuevos proyectos sitúan las terminales de descarga de los buques gaseros en lugares alejados, varios kilómetros mar adentro (foto derecha), en El Musel eligen el emplazamiento más próximo a las zonas habitadas y a los núcleos industriales (foto izquierda).



La supercara e innecesaria ampliación del puerto de El Musel ha sido la penúltima ocurrencia del gabinete negro político empresarial que coordina la utilización de los recursos públicos al servicio de los beneficios de empresarios y capitalistas.

Tomada la decisión del gran negocio de las obras de ampliación de El Musel, aportadas a posteriori las justificaciones pertinentes, el siguiente paso fue buscarle contenidos. Ya se escribió aquí que la ampliación de El Musel se parecía al “prau de la feria”, en el que se van colocando la barraca de la sidra, los caballitos, la tómbola y la noria. La primera “atracción” es la regasificadora, innecesaria desde el punto de vista del suministro de gas natural, no competitiva respecto al precio del gas que suministre e inaceptable por su peligrosa proximidad a los núcleos habitados. Hay que añadir ahora otro aspecto, el de la utilización de una tecnología atrasada que redundará en un agravamiento de los aspectos negativos anteriormente citados.

La italiana Sorgenia y la noruega Torp Technology tienen firmado un acuerdo para la construcción de una planta regasificadora en un lugar por determinar de la costa italiana. Sorgenia es un conglomerado de diferentes empresas de diversos sectores, pero es también el primer operador privado del mercado eléctrico y del gas natural de Italia, con medio millón de clientes y unos 2.900 MW de potencia instalada, poca cosa frente al gigante italiano ENEL, una de las mayores compañías eléctricas de Europa.

La regasificadora del proyecto italo-noruego consta de dos elementos principales: las terminales de descarga y los tanques de almacenamiento.
Las dos terminales de descarga, que se acoplan a los barcos gaseros, se sitúan a unos 20 kilómetros de la costa y separadas entre sí casi cuatro kilómetros. Cada terminal tiene una capacidad de regasificación de 1.650.000 metros cúbicos de gas a la hora, a una presión máxima de 100 bares y a una temperatura mínima de cero grados. El gas natural se envía hacia las instalaciones en la costa por tuberías flexibles conectadas a un gasoducto submarino. En las instalaciones en tierra se ajustan los diferentes parámetros caloríficos, se odoriza y mide el gas antes de enviarlo al gasoducto de la red nacional.

Nada que ver con lo que se plantea hacer ENAGAS y compañía en El Musel. Y para que las cosas queden más claras aún, se puede mirar en internet la recreación del citado proyecto italo-noruego en la web:
http://www.torplng.com/italian_project.php