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El buque oceanográfico argentino “Corrientes 348”
realizará una campaña de tres meses en
el litoral gijonés (coña marinera).

Por Julio A. Suárez.


En las próximas semanas llegará a aguas asturianas el buque oceanográfico argentino “Corrientes 348” es uno de los más modernos del mundo y viene al mando del capitán de fragata de la Marina argentina, Antonio Lombardo Escualoni. La actividad científica está dirigida por el prestigioso catedrático de ecología y biología marina de la Universidad Belgrano, Luis W. Terapongoski, que es también el actual secretario de la Oceanographic International Research Board, con sede en San Francisco (USA).

El “Corrientes 348” fue construido en los afamados astilleros bonaerenses de Río Santiago. La botadura tuvo lugar a comienzos de 2006, pero el armamento de este barco BIO (Buque de Investigación Oceanográfica) se prolongó durante un año debido a la excepcional y compleja tecnología con que se le dotó. El “Corrientes 348” tiene una eslora de 130 metros y a plena carga (4.500 tns.), su calado es de solamente cuatro metros. La velocidad máxima es de 20 nudos y tiene una autonomía de 16.000 millas. La tripulación la componen 50 miembros de la Marina argentina y un equipo máximo de 42 científicos.

Puestos al habla con el doctor Terapongoski durante la escala realizada en Lisboa, nos manifestó que esta campaña que llevarán a cabo en el Cantábrico se enmarca dentro del convenio hispano-argentino de investigación oceanográfica NA-EA (Nosotros acá, ellos allá). Junto con las importantes labores de análisis, experimentación y documentación que interesan a la comunidad científica, el doctor Terapongoski aseguró que un esfuerzo similar se dedicará a estudiar todo aquello que afecta directamente a la conservación del ecosistema marino y sus efectos sobre los usos y costumbres tradicionales de las comunidades humanas que habitan en el litoral. En este sentido, el doctor Terapongoski mencionó la situación crítica en la que se encuentran numerosas especies, antaño muy abundantes en estas aguas, tales como el besugo, el bocarte, la quisquilla, el cangrejo común o los bígaros y los oricios, que hasta hace pocos años formaban parte de la dieta de la gente corriente.

Una parte del equipo de investigadores realizará sus tareas en tierra. Esta sección está integrada por un nutricionista, un sociólogo, un antropólogo y, cómo no tratándose de una expedición argentina, de un psicólogo. El objetivo asignado es el de documentar cómo afecta a los hábitos alimenticios de la población la destrucción del ecosistema marino y la esquilmación de su riqueza pesquera. También se estudiarán los efectos de la contaminación marina en la salud humana.

Preguntado por las principales causas de la degradación ambiental de los mares, el doctor Terapongoski dijo que, en su opinión, lo que más daño causa a los oceános y a las aguas marinas es “el comportamiento cohechista, prevaricador y negligente de las autoridades, organismos y una parte de la propia comunidad científica que permiten, amparan, alientan o enmascaran los abusos y las actuaciones negligentes y criminales que han llevado a la catastrófica situación actual”. “Corrupción y contaminación marchan juntas de la mano”, añadió.

El “Corrientes 348” tenía previsto zarpar de Lisboa el próximo día 20 y realizar una singladura de quince días de mar antes de recalar en el puerto de Avilés, donde situará su base mientras dure la campaña del Cantábrico.