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Vicepresidenta, poligamia y chufa.

Por Nazanín Amirian.
www.kaosenlared.net

 


La vicepresidenta De la Vega se había sentido "horrorizada" al saber que el capataz nigerano con el que se fotografió era polígamo. Lo que debería de escandalizar es lo que hemos leído en el resto de la noticia que acompañaba a la foto: 500 mujeres nigeranas trabajan para un empresario español seleccionando chufas y reciben un euro y medio por cada saco de 80 kilos que limpian.

Venía en las noticias que la vicepresidenta De la Vega se había sentido "horrorizada" al enterarse que el capataz nigerano con el que se había fotografiado era polígamo y las que le acompañaban eran sus esposas y no sus hijas. Supongo que su horror venía por la edad de aquellas mujeres, o por ver de cerca a un hombre polígamo, o pensando que fotografiándose con él, sería una forma de legitimar esa institución patriarcal de explotación de mujeres.

Sin embargo, lo que realmente debería de escandalizar a quien lucha contra la discriminación de la mujer es lo que hemos podido leer en el resto de la información que acompañaba a la desafortunada foto: las 500 mujeres nigeranas que trabajan para un empresario español (que podría ser inglés o francés), seleccionando las chufas reciben el escandaloso sueldo de euro y medio por cada saco de 80 kilos de chufa que limpian. ¡A esto le llaman explotar sin tener complejos y encima presumir de ayudar a los pobres del tercer mundo!

Ese fenómeno llamado descolocación de empresas o sea, cerrar las puertas de la fábrica en el país natal, enviar al paro a los paisanos para ir a un país del Sur y emplear trabajadores con sueldo mísero, sacar más beneficio a base de interminables horarios de trabajo, y sin días de descanso, viene a ser una práctica habitual entre las empresas occidentales desde la crisis económica del 1970. Esos trabajadores en su mayoría mujeres y niños en India, Bangla Desh, China, Pakistán, o en países africanos, carecen de los derechos más elementales de un trabajador. Una desprotección absoluta que allana el terreno para que las nuevas formas de esclavitud se puedan asentar sin trabas, consiguiendo el máximo beneficio, para además presentarse como nuevas formas o las únicas alternativas para salvar a los pobres del mundo.

Por cierto, Níger no es pobre sino empobrecido, lo cual es bastante diferente. Siendo una de las reservas más importantes del uranio del mundo, con grandes campos de petróleo y de gas, el índice de desarrollo humano de la ONU le sitúa en la punta de cola de los países más pobres del planeta, donde la esperanza de vida es de 45 años y miles de niños mueren al mes de hambre y de desnutrición. La explotación económica del país por parte de las multinacionales, junto con la estructura tribal de la sociedad anclada en el tiempo, impiden que la población en general y las mujeres en particular puedan ser dueños de su propio destino. Sin duda si alguna mujer nigerana consigue su emancipación con un sueldo de euro y medio al mes debería de entrar en el libro de guinness y recibir premios para demostrar que los milagros también existen.