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La Gran Esperanza Verde de la ciudad
de Newark (New Jersey, EEUU)


Por J. Lester Feder.
Publicado en The Nation.



Kim Thompson-Gaddy, tiene tres niños con asma, y su ahijado ha sido irreversiblemente envenenado por plomo. Lamentablemente, muchas familias se enfrentan a estas enfermedades en su ciudad, Newark, Nueva Jersey, la sede de una de las más grandes incineradoras del Nordeste de EEUU y del tercer puerto más activo del país.

Con su historia y su experiencia personal es difícil imaginar por qué Kimse, tres veces elegida concejala del consejo municipal en las décadas de 1980 y 90, ha iniciado la difícil batalla para que la ciudad afronte los problemas medioambientales como una prioridad para el estado del medio ambiente urbano y de sus organizaciones políticas.

Pero su frustración le llevó a enfrentarse al presidente de la Federación Ambiental de Nueva Jersey en su primera reunión hace nueve años: "¿Cómo puede usted empezar a abordar nuestros problemas si no tiene nuestro punto de vista ni conoce a nadie que viva en nuestra comunidad?" le preguntó. El grupo analizó su aportación y la contrató.

Sin embargo, cuando se reunió con Ronald Rice, su senador estatal y presidente del Caucus Legislativo Negro, el se rió de ella a su salida de la sala. "No puedo creer que hayas dejado el gobierno municipal para convertirte en una abraza árboles" exclamó, según ella recuerda.

Hoy en día, la labor de Thompson-Gaddy está dando sus frutos. Newark, junto con la capital, Trenton, está a la vanguardia de una nueva ola de ecologismo urbano alimentado por la promesa de los puestos de trabajo - el enfoque de la recuperación económica a favor de América por el primer presidente urbano en más de un siglo.

El alcalde de Newark, Cory Booker, anunció entonces que Thompson-Gaddy presidiría una nueva comisión de medio ambiente, y que dirigiría el grupo de trabajo sobre el desarrollo económico de un proceso de planificación, decisiones anunciadas concidiendo en 2007 con la Iniciativa Mundial Clinton para hacer de Newark un modelo de ciudad verde.

El alcalde de Trenton, Douglas Palmer, ha convocado su propio comité de dirección verde hace catorce meses y utilizó su posición como presidente de Conferencia de Alcaldes de los EE.UU. para poner sobre la mesa de la política urbana el calentamiento global. Incluso la irónica Condoleeza Rice ha comenzado a aproximarse a esas posturas y ha patrocinado un proyecto de ley del medio ambiente.

Este cambio fue posible, explica Booker, por la constatación de que el ecologismo "no es algo acerca de cómo salvar cosas lejos, como los pingüinos o las ballenas, sino que trata sobre la creación de puestos de trabajo y la creación de riqueza y esperanza en las ciudades." También convierte algunas de las carencias de las ciudades en oportunidades. "Nuestro estado tiene un montón de problemas", dice Booker. "Los alcaldes no sólo quieren evitar enfrentarse a las consecuencias de la no participación del movimiento verde. También ven las posibilidades de crear una economía verde".

Estos desafíos son cuantificados por preocupantes números, que revelan por qué la solución de la crisis económica y ecológica se ha visto siempre como objetivos mutuamente excluyentes. En Newark, cuyos residentes son 54 por ciento negros y 32 por ciento latinos, el 30 por ciento de los adultos no han completado la educación secundaria. Sólo el 12 por ciento tienen post-grados de la escuela secundaria. Incluso antes de la actual recesión, el desempleo se mantenía por encima del 10 por ciento, casi el doble de la media estatal, y uno de cada seis adultos tiene antecedentes penales, lo que le hace aún más difícil encontrar trabajo. Un tercio de los niños de Newark vive en la pobreza.

La gente de aquí vive en una de las ciudades más sucias - incluso la central eléctrica, que pertenece a la escuela de estudios sanitarios de la ciudad, ha sido demandada judicialmente por la contaminación que origina. El condado de Essex, al que pertenece Newark, ocupó el vigésimo séptimo de la nación de condados con peor calidad del aire, y algunos barrios tienen más de 100 lugares tóxicos. Esta situación se produjo en gran parte porque las industrias contaminantes son las que más empleos generan en Newark. Se estima que unos 150.000 puestos de trabajo están conectados con el puerto, y uno de cada tres trabajadores está empleado en el transporte, servicios públicos, las manufacturas o la construcción.

Booker dice que cuando todos los sectores - el puerto, el sector recreativo y hasta la propia policía – han fijado su atención en la perspectiva de verde, "de repente, nuestra imaginación se agranda". Afrontar los problemas ecológicos se convierte en una oportunidad económica.

Newark está todavía en la etapa de imaginar actuaciones - sólo ha desplegado un puñado de proyectos piloto, en colaboración con las empresas locales, sindicatos y organizaciones de la comunidad. El éxito de Newark en el logro de su visión verde de la vida se medirá en gran parte por el hecho de si puede proporcionar una vía para salir de la pobreza para alguien como Perry McKinney. McKinney tiene 48 años y educación elemental. Ha estado en la cárcel tres veces por delitos como robo y posesión de cocaína. Después de salir de prisión la última vez, en 2000, encontró, finalmente, un puesto de trabajo en tareas de mantenimiento. Esto proporcionó una breve seguridad económica para la familia a su cargo, que incluye a su esposa, siete hijos, cuatro hijos adoptivos y un nieto, y hasta les permitió comprar una casa. Pero perdió la casa y el trabajo cuando cayó de nuevo en el consumo de drogas en 2005. Ahora, su familia sobrevive gracias a la asistencia social y la caridad pública.

McKinney es uno de los veinticinco trabajadores que formarán parte por un período de seis semanas de la Iniciativa para la formación de empleos verdes en la construcción, lanzada en enero por la ciudad de Newark, el Garden State Alianza para una Nueva Economía y la Unión Internacional de Trabajadores de la región oriental, la organización de fondo. Después de ser entrenados en habilidades de construcción verde, los alumnos trabajarán en treinta viviendas pertenecientes a residentes de la tercera edad que están en una lista de espera para un programa de mejoras en el hogar. Los organizadores esperan que los participantes se especializarán en trabajos de climatización, los dólares dedicados a la climatización se podrían aprovechar para crear empleos locales en empresas que están subutilizadas o se van a los contratistas que no contratan a los residentes de la ciudad. Mientras tanto, los sindicatos están organizando un local para asegurarse de que a los trabajadores de la construcción residencial se les garantiza el pago de un salario en los puestos de trabajo creados en este sector.

Otro programa de obras, supervisado por el Gran Newark Conservancy, será financiado por los dólares que la ciudad destina a la rehabilitación de expresos. El director ejecutivo de Conservancy, Robin Dougherty, explica que, en su primer año, el programa dará a 128 exdelincuentes su primer empleo después de regresar a la comunidad, en colaboración con Conservancy aproximadamente ocho semanas antes de ser colocados en puestos de trabajo permanentes. Como trabajadores de limpieza de la ciudad en muchos lotes sembrados de basura, aprenderán destrezas básicas de jardinería, construcción ligera y la agricultura urbana. "No todos van a obtener necesariamente empleos verdes", advierte Dougherty, pero cree que las competencias básicas que aprenderán les ayudará a conseguir trabajo en otros sectores.

http://www.thenation.com/doc/20090216/feder?rel=hp_currently