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Congreso fundacional del Nuevo Partido Anticapitalista (NAP) francés.

Besancenot: entre Guevara y Findus


Por Philippe Cohen
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www.marianne2.fr

 

La tarde del sábado 7 de febrero tuvo lugar el único debate en sesión plenaria del Congreso del NPA. Los epígonos de Besancenot no tenían nada más que una obsesión: evitar la unidad de acción en las próximas elecciones europeas.

Mayo del 68, hacía unos pocos meses que había ocurrido. Estábamos a principios de 1969 y la Francia activa estaba erizada de los miles de comités de acción salidos de la gran huelga general en los institutos, en las facultades, en los barrios e incluso en algunas fábricas y oficinas. En estos comités de acción, los militantes trotskistas tenían que batirse con los de otras organizaciones, maos, anarcos, y sobre todo debatir con decenas de miles de "no organizados". Fue entonces cuando la dirección de la Liga Comunista, Alain Krivine y Daniel Bensaïd, impuso una línea de un sectarismo inaudito: hubo que convencer a todos los miembros de estos comités para que se transformasen en Comités rojos de simpatizantes de la futura Liga Comunist. Sólo tres mil de ellos, aproximadamente, fueron atraídos por esta oferta política. Y unos meses más tarde, los comités rojos se convirtieron en la columna vertebral de la candidatura de Krivine a las elecciones presidenciales de mayo de 1969. El resultado de las elecciones fue desastroso. Y la Liga se aisló de todo la extrema izquierda durante años.


Veteranos más bien deprimidos.

Cuarenta años después, la misma maniobra estaba en el orden del día, impulsada por los mismos dirigentes, y llevada a cabo por la “guardia próxima de Olivier Besancenot”.
¿Cuántos viejos militantes de la LCR deploran esta triste repetición de la historia? No lo sé, pero al ver algunos de ellos vagar por los rincones de la sala donde se desarrollaba el congreso, la mirada un poco ausente, me digo a mÍ mismo que no parecen compartir nada el entusiasmo de los que están en la tribuna, y que no se trata de una cuestión de presión en las arterias ...

Como anuncié el pasado viernes, Olivier Besancenot cuenta con ir hasta el final del recorrido planeado y erradicar toda veleidad unitaria para las elecciones europeas del próximo mes de junio.

El contexto, sin embargo, se prestaba admirablemente a una lista unitaria, Frente de izquierda o no. El PCF (Partido Comunista) y el PG (Partido de Izquierda) de Jean-Luc Mélenchon (así como otros grupos más pequeños) proponen esta unidad y están dispuestos a hacer múltiples concesiones en este sentido; una encuesta que incluía la presentación de un Frente de izquierda, le daba el 14,5% de votos, lo que le permitiría tutear al PS (Partido Socialista) e incluso pasar delante de él.

La campaña por el No (en el referéndum europeo) ya ha demostrado que la acción conjunta entre estas fuerzas políticas era totalmente posible. No hay ninguna divergencia programática importante entre esas diferentes fuerzas políticas.

Un contexto favorable a la unidad

Durante el presente tránsito, hablar de programa político respecto al NPA es un abuso del lenguaje, toda vez que los textos aprobados en St. Denis por su congreso constitutivo parecen más un catálogo de reivindicaciones que un verdadero programa que describa la sociedad que se quiere y los medios para imponerla. Como bien lo analiza Gilles Suze, los dirigentes trotskistas privilegian un solo esquema de estrategia de conquista del poder: "un mayo del 68 que triunfe”, mientras que otras muchas hipótesis podrían ser tenidas en consideración.

De hecho, los nuevos militantes del NPA muestran una ingenuidad política desconcertante que muchos periodistas valoraron como una especie de frescor. Y cuando escuchamos a un activista del sur de Francia anunciar que en su barrio el comité del NPA se está preparando para acoger a jóvenes chicas con velo, uno se dice que no eso no va a funcionar en un futuro próximo. La ignorancia también está presente de arriba a abajo, como lo demuestra la salida de Sandra – una responsable de Correos que la dirección del NPA parece querer situar en primera fila - sobre el hecho de que la disolución de la LCR era pionera, olvidando la de Izquierda Proletaria a comienzos de los años setenta y la de RPR a continuación.

Con todo, una buena parte de las tropas del NPA no era hostil a un planteamiento unitario. La huelga del 29 de enero mostró la eficacia de la unidad de acción en las luchas. ¿Por qué no continuarla en las urnas? En este sentido, la tendencia Unir de Christian Piquet, que, después de haber fracasado en el intento de imponer una candidatura unitaria en la elección presidencial de 2007, defiende ahora la idea de una lista unitaria a las europeas, apoyada hasta ahora por el 13% en el seno de la LCR, vio subir su porcentaje hasta 20 y el 25% en los congresos locales del NPA. A partir del viernes pasado, los "unitarios" celebraron una reunión espontánea cerca de la tribuna del congreso. Se veían antiguos militantes de la Liga junto con militantes procedentes de otras sensibilidades políticas y gente independiente. Daban la impresión de prepararse para una batalla de larga duración. Efectivamente: el sábado por la tarde, su moción, denominada de Clermont-Ferrand, obtenía 101 sufragios contra 484 sufragios de la mayoría, lo que representa el 17%.

Pretextos sectarios

Los dirigentes del NPA, que apoyan totalmente la candidatura Besancenot para junio de 2009 (antes de las de 2012), tuvieron que exprimirse el cerebro para convencer a los delegados poco politizados y, por lo tanto, sensibles a priori al espíritu de unidad, para que avalasen su propuesta sectaria. El sábado por la mañana, en la comisión sobre las elecciones europeas, en la que se afanaban más de 200 militantes, desplegaron una increíble argumentación para refutar todo el planteamiento unitario. Al mismo tiempo que se adhería a "la unidad sobre una base anticapitalista", la diputada europea Rosetta Vachetta, Isaac Joshua y Sandra, enviados a esta comisión para cerrar filas, desplegaron dos argumentos:
1°) Los posibles aliados del NPA deberían pronunciarse en favor de una salida de lo nuclear. Sin hablar del fondo de la cuestión (se puede considerar que la nuclear es la más limpia de las energías) esta condición es asombrosa en una corriente que nunca hizo de la ecología su caballo de batalla: hace aún tres años, los responsables del LCR consideraban que la cuestión nuclear exigía un debate que podría dar lugar a referéndum. Pero para evitar toda campaña común con el PCF, era, en efecto urgente, convertirse en Jemeres verdes...

2°) Para hacer buena la medida, los responsables del NPA hacían hincapié también en la necesidad de inscribir una alianza electoral de larga duración, es decir, construir un acuerdo que afectase también a las elecciones regionales de 2010 y a las elecciones de 2012, presidenciales y legislativas. El mejor medio, de hecho para evitar toda posibilidad de alianza con el PCF, tributario del PS en estos distintos escrutinios.

Esta argumentación sectaria en el fondo era servida en un ambiente de lo más unitario, puesto que los portavoces de la besancenería aseguraban a los militantes su voluntad de pelearse por la unidad anticapitalista. En realidad, carecen de la más mínima intuición sobre la forma en que la crisis actual podría desembocar en un proceso revolucionario. Tampoco reflexionaron sobre la forma en que la historia de Europa muestra una interacción entre luchas sociales y luchas electorales. Lo que les importa es vender lo inédito a sus tropas: un bebé guévarista en vez de un viejo y rácano trotskista, un movimiento social contra el viejo movimiento obrero, las razzias en los supermercados contra la lucha paciente contra la carestía de la vida, etc.

¿Quieren que les diga la verdad? Se deduce fácilmente de estas desoladoras palinodias. Besancenot y sus amigos sólo piensan en construir una fuerza política y electoral potente a la izquierda del PS. Su razonamiento es el de los emprendedores políticos: emborrachados por las perspectivas que les dan los sondeos, no quieren ni el poder ni incluso la revolución (para la cual no están, por otra parte, de ninguna manera preparados). Desean simplemente conquistar cuotas de mercado e imponer la marca NPA hasta un 10 ó 15%. Igual que cualquier patrón de una PYME del sector agroalimentario (Findus).