asturiasemanal.es
laboral ecología cultura opinión política etcétera
  inicio
con tacto
   

Entrevista:

David Schimke: «La prensa alternativa se adapta a los cambios más rápidamente»


Por Pedro de Alzaga.
abc.es

Cuando se habla de la crisis de la prensa, los medios se llenan de titulares sobre los problemas de los grandes nombres del panorama informativo. Pero más allá de los grandes periódicos y de las grandes cadenas de televisión y radio, existe una prensa -denominada alternativa-, cuyos periódicos, revistas, boletines y fancines llevan varias décadas llenando los huecos de información que los grandes medios no han querido o no han podido llenar. ¿Cómo afrontan la crisis estas publicaciones?

David Schimke (Wisconsin, 1967) es redactor jefe de la revista Utne Reader, un referente escrito de la prensa alternativa estadounidense que cada dos meses publica una selección del mejor material periodístico sobre «política, cultura y nuevas ideas» aparecido en más de 1.500 cabeceras de todo el país.

En una entrevista telefónica, este periodista se muestra ilusionado por la oportunidad que internet ofrece a la prensa alternativa. A diferencia de los responsables de los grandes medios, Schimke no ve amenazas en una red que suele beneficiar a las publicaciones que se dirigen a las pequeñas audiencias especializadas, o de nicho, las mismas a las que ellos sirven desde hace décadas.

En un momento en que tanta gente puede publicar en Internet, ¿estamos ante el principio de una nueva era floreciente de la prensa alternativa, o ante el fin del adjetivo “alternativa”?

Creo que estamos ante una oportunidad para que florezca la prensa indepediente y alternativa. Básicamente, porque los costes de producción en línea son muy bajos, frente a los costes de producción y distribución que habían dañado a la prensa impresa alternativa en los últimos cinco o diez años. La clave está en que alguien en algún momento, esperemos que pronto, encuentre el modo de rentabilizar el contenido de la red. Nadie, grande o pequeño, lo ha conseguido hasta ahora, pero una vez que se consiga, los alternativos se desarrollarán mejor. Porque estamos en un momento en que la audiencia busca un contenido muy específico y la prensa alternativa ha sido muy buena en este sentido. Creo que pasaremos por un periodo de transición muy incómodo, pero al final tendremos más voces y más periodismo independiente y alternativo.

Pero ¿no cree que vamos a un futuro en que toda la prensa sea, de algún modo, alternativa?

Creo que sí. Ahora gran parte de la prensa es, en un sentido clásico, alternativa, en tanto que no es producida por grandes compañías, no sigue los criterios editoriales que los medios de masas solían seguir, cuenta con más opinión… Así que sí, y por eso creo que los medios de masas son los que peor lo van a pasar: grandes periódicos y revistas que requieren millones de suscriptores y millones de dólares en publicidad para sobrevivir. Por otro lado, yo vengo de un periódico alternativo [Village Voice] que en los 90 se consideraba muy alternativo, pero hoy es más convencional.

¿Cuál es la fórmula: ser aún más alternativo o poner más calidad y periodismo que diferencie del resto?

Si supiera la respuesta estaríamos en mejor forma [risas], pero creo que la calidad, el buen periodismo y el contenido bien cuidado acabarán por triunfar. Ahora mismo, cualquiera tiene un blog, un sitio web y acceso a mucha información, así que la prensa alternativa que quiera subsistir tendrá que sobresalir en este panorama. Y para hacerlo, deberá recurrir a lo mismo que se esperaba de la prensa alternativa en los 70, 80 y 90: buena redacción, buen periodismo, buenas historias desde puntos de vista impredecibles, muchas voces y mucha autoridad.

¿Cómo es la prensa alternativa hoy en día, comparada con la de hace décadas?

Creo que las revistas están en buena forma. Los diarios alternativos, que la gente asocia con la prensa alternativa, como el Village Voice, el Denver Westword… son más fuertes, y aunque se han convertido un poco en el típico periódico comunitario de cupones, su espíritu se ha trasladado a la red.

¿Y cómo han cambiado sus lectores?

Los nuestros, específicamente, son un poco más jóvenes y también más exigentes, proque pagan por la revista. Piden mucho más, porque también hay mucho más que está disponible gratis. Al gastarse siete dólares en nuestra revista, realmente esperan una maquetación preciosa, buena fotografía, buenos textos… quieren sorprenderse, maravillarse y que la revista sea algo a lo que puedan agarrarse. El análisis y la información detallada la buscan en la prensa impresa. Tal vez porque saben que lo demás, la información diaria, pueden encontrarla en la red.

¿Cree los modelos de suscripción y publicitarios son válidos para la prensa alternativa digital?

Sólo puedo hablar por nosotros, pero lo que hemos descubierto es que cuando se trata del producto impreso, podemos cobrar más por él. Durante años, la gente de Estados Unidos se ha acostumbrado a que las revistas sean muy baratas, pero los costes actuales obligan a cobrar más. En la red, hemos decidido no cobrar, no sé por cuánto tiempo. Lo que sí puedo decirle es que nosotros conseguimos más suscriptores y más dinero con la edición impresa que con la digital, y que ésta nos sirve para conseguir muchos suscriptores de la impresa. No se sabe qué modelo funcionará para la prensa alternativa o que no se publica diariamente, pero sé que los grandes medios están obligados a cobrar para cubrir sus costes.

Así que cuando todo el mundo habla del futuro de la prensa, la gran prensa, o incluso la local, usted cree que tienen una ventaja frente a ellos.

Sí, porque las cosas que están funcionando son muy específicas. Por ejemplo, la gente interesada en la guitarra tiene su revista de guitarras, la gente interesada en política medioambiental tiene su revista sobre este asunto. Las organizaciones alternativas suelen ser más pequeñas, más sostenibles y más capaces de cambiar de dirección y de adaptarse rápidamente a lo que quieren sus lectores, así que cuentan con ventajas. Uno de los problemas de las organizaciones con millones de lectores es que son tan grandes que no pueden moverse con rapidez, y cuando se mueven, les cuesta y arriesgan mucho. Yo puedo probar algo muy rápidamente en un par de ejemplares, ver si funciona, y si no es así, probar otra cosa. Esto es muy difícil para una gran publicación.

Pero supongo que ustedes comparten algunos problemas con la gran prensa. ¿Han integrado su redacción?

Sí, los recursos son un problema. A medida que pasa el tiempo, debes producir más contenido en diferentes plataformas: edición impresa, digital, podcasts, vídeos… Y como no hay mucho dinero para la edición digital, debes usar a la gente que hace la impresa para hacer más cosas. Y esto supone un gran reto para nosotros, como lo es para las grandes organizaciones. Y volvemos a lo que decía antes: hasta dentro de un par de años, en que a alguien se le ocurra como rentabilizar el contenido digital, pasaremos por tiempos muy incómodos.

¿Cómo ha cambiado el periodismo en los últimos años?

El principal cambio que he visto en Estados Unidos en los últimos años es que las organizaciones tienen cada vez más un punto de vista demasiado específico. Si eres conservador, eliges un medio; si eres liberal eliges otro. Y creo que se ha dejado de lado la objetividad en el periodismo. En lo que respecta al negocio, podría estar encantado porque las publicaciones alternativas tienen un nicho que cubrir. Pero en lo que respecta al periodismo, me preocupa un poco que la gente sólo acuda a las publicaciones que encajen con ellos, pues la información de esas publicaciones será mucho más sesgada de lo que ha sido en el pasado. Otra cosa que ha cambiado es que cada vez hay menos periodistas en la calle buscando historias. La industria atraviesa un periodo duro de transición, se recortan las redacciones y desaparecen periodistas donde antes los había. Por ejemplo, diarios locales que antes tenían dos redactores en el ayuntamiento y ahora tienen uno, o los diarios de aquí, de Minneapolis, que antes tenían corresponsales en Washington DC y ahora los han retirado y recurren a las agencias. Estoy más preocupado por la supervivencia del periodismo, como soporte de la democracia, que por la supervivencia económica de los medios. Creo que al final se encontrará un modelo económico, pero me preocupa que se sacrifique el periodismo objetivo y en profundidad en nombre del éxito.

¿Cuál cree que será el papel que jueguen las redes sociales y el periodismo ciudadano en esta profesión?

Ahora mismo, mucha gente implicada en las redes sociales se considera periodista en un sentido amplio. Pero no lo son: no están entrenados profesionalmente, no saben cómo investigar, cómo entrevistar o cómo contar una historia. Espero que a la larga esto suponga una sacudida que desemboque en un mayor acercamiento entre los medios y sus lectores, y que éstos tengan más poder para dar forma a las historias y ayudar a los periodistas. Lo que sucede ahora es que mucha gente publica mentiras y como todo el mundo está al mismo nivel es muy difícil discernir la verdad. Así que creo que hay un valor el periodismo profesional, en las organizaciones profesionales grandes y pequeñas que todavía producen los medios oficiales.

En un momento de tantos despidos, ¿la prensa alternativa puede ser una alternativa para los periodistas?

Ahora mismo, no. Hace unos cinco años había oportunidades de trabajo en periódicos locales y en periódicos y revistas alternativas, pero ahora todos estamos en el mismo barco. Lo curioso es que ahora podría contratarse a casi cualquier periodista, pero no podemos hacerlo. Hay un montón de periodistas en paro en todo Estados Unidos. Y volvemos a lo mismo: hasta que algo no suceda, algo que sacuda la industria, un montón de periodistas tendrán que dejar la profesión.