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El último viaje del Queen Elisabeth II

 

Al mando del capitán Ian McNaught, el trasatlántico Queen Elisabeth II entró en el puerto inglés de Southampton en las primeras horas de la mañana del día once de Noviembre con 2.700 personas a bordo entre pasajeros y tripulación.

Era el último viaje de este tan hermoso como mítico trasatlántico de la Cunard y su arribada a puerto coincidió con los actos de conmemoración del Armisticio de la I Guerra Mundial. Un millón de amapolas se lanzaron desde dos aviones que le sobrevolaron y se guardaron dos minutos de silencio.

Botado en 1967 en los astilleros Clydebank, próximos a Glasgow, el Queen Elisabeth cruzó 800 veces el Atlántico, recorrió casi seis millones de millas marinas y transportó más de dos millones y medio de pasajeros.

El duque de Edimburgo subió a bordo y departió con miembros de la tripulación que sirvieron en el Queen Elisabeth II cuando fue utilizado como transporte de tropas durante la guerra de las Malvinas.

Encabezados por el buque auxiliar de la Flota Mounts Bay, una flotilla de barcos pasó al costado del trasatlántico haciendo sonar sus sirenas. Igual hicieron todos los ferrys que estaban atracados en el puerto. Un harrier de la RAF sobrevoló el barco y realizó diversas acrobacias.

El capitán del Queen Elisabeth se dirigió a la multitud y recordó que este barco había sido aclamado en todos los puertos del mundo como un símbolo de excelencia británica y durante 40 años se había esforzado en servir a Southampton y a su país con una aptitud especial y con esfuerzo.

Ian McNought terminó su breve alocución diciendo con emocionadas palabras que los días de mar y navegación del Queen Elisabeth II se habían terminado y que ahora le tocaba pasar a una nueva vida en un nuevo hogar, y todos le deseaban lo mejor.

Efectivamente, el Queen Elisabeth II tenía previsto zarpar tres días después para Dubai, en la que sería su última singladura. Su destino: convertirse en un hotel de lujo.

Si en la leyendas marinas los barcos son seres vivos, tal vez el Queen Elisabeth II no estaba muy conforme con su destino y quiso resistirse en el último momento. Próximo a Southampton, el trasatlántico embarrancó en un banco de arena. Muchos pasajeros estaban desayunando y lo percibieron claramente . Con vientos de fuerza siete, hicieron falta cinco remolcadores y la ayuda inestimable de la marea, que estaba subiendo, para liberarlo y conducirlo a puerto en seguridad. Examinado por buzos, no se apreció ningún daño.

Más información en: http://news.bbc.co.uk/2/hi/uk_news/england/hampshire/7720966.stm