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La entrañable Plaza del Carmen de Gijón ha sufrido la violencia urbanística del concejal de la Mano Quemada.

 

¿¡Pero todavía sigue Sanjurjo de concejal de
Urbanismo en Gijón!?


Por Carmelo de Samalea.




Al concejal Sanjurjo “Mano Quemada” tenían que haberle dado de baja por accidente recalificador hace ya bastante tiempo. Es como al albañil que se cae del andamio, solamente que por el andamiaje sogepsiano no andan los albañiles, sino la orquesta roja de la recalificación permanenente. Tarde o temprano vendrán los inspectores laborales a hacer su papelón y, por poco que miren, siempre va a aparecer algún tablón podre o alguna finca recalificada por el recalificador que la recalificó, que buen recalificador será, pero que no cuela.

A Sanjurjo le tienen que retirar por accidente y darle un merecido homenaje como caballero mutilado del urbanismo gijonés. Muy mal tiene que andar de personal la Agrupación socialista gijonesa para que no haya sustituido ya al hombre de la mano quemada en acto de servicio y gran talador de parques y jardines.

-¡Que vuelva Chus Morales! –Se oye gritar a los leones de Pelayo.

Jesús Morales, al que se podría cantar, en adaptación libre, aquello de “presumíes de izquierdista y quedaste en concejal, nun yes tú, nun yes tú”. Concejal perpetuo del gran negocio local, al que Alvarez Areces, que tanto le debe, dejó de lado por un, eso decían entonces, técnico (¿) independiente (¿) llamado Quico Buendía. ¡Vaya tropa!

-¡Que vuelva Morales! ¡Grrrrrrrrr, grrrrrrrrr! –Rugen los leones cineastas de La Barquera.

Sanjurjo "Mano Quemada" tiene pesadillas y sueña que le echan a los leones: "¡María José, María José, que me comen!"

Pero, no, el PSOE asturiano, no hace eso, y menos con un caballero mutilado, hombre de la vieja guardia, que, además, es consejero consorte.

A Pedro Sanjurjo "Mano Quemada" le queda todavía otra mano. No es de compañeros tenerle así por los andamios. Ni yo le deseo ese sufrimiento. Ni a él ni a nadie. A mi modo de ver, ya debería de haber dejado hace tiempo de frecuentar el Ayuntamiento, pero con una orden judicial de alejamiento por maltrato a la ciudad. Si fuera sólo por Cabueñes... La acusación más grave es por colaboración necesaria en la salvaje agresión urbanística a la entrañable, vieja y querida Plaza del Carmen de Gijón.

Sus camaradas, sin embargo, por compañerismo y por puro interés electoral, le deberían de haber alejado del peligro del toro negro, negro de toga y tinta.

La Fundación Urogallo Cantábrico, que hay que crear sin falta para asegurar la continuidad de la especie, sería un destino ideal: "don Pedro Sanjurjo, caballero mutilado del urbanismo astur, será el presidente de la Fundación Urogallo Cantábrico". ¡Qué bien suena este titular! Y siempre tendrá a Zapico, su viejo compañero y amigo, para asesorarle en temas de reproducción de especies salvajes en cautividad.