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Solidaridad con los pescadores y los camioneros.

Por Samuel Zapico.

 

 

Si en España hubiera sindicatos y se hiciera sindicalismo, que no es otra cosa que luchar contra la explotación y defender los intereses de los trabajadores, este otoño pasado ya se tendría que haber convocado una huelga general en todo el país contra el encarecimiento especulativo de los alimentos, los combustibles y los intereses hipotecarios. Pero como no hay sindicatos, sino comités de empresa, no puede haber sindicalismo; así que los derechos y los intereses de los trabajadores, a la hora de la verdad, no tienen a nadie que los defienda.

La protesta de los pescadores y de los camioneros, que han conseguido desabastecer los mercados y paralizar el país, ha obligado al pool mediático a sacar a la luz la situación dramática en la que cada vez estará un mayor número de españoles a consecuencia de la subida generalizada de los precios, el alza sostenida de los intereses a pagar por las hipotecas y la escandalosa actuación de las compañías petrolíferas que, en poco más de un año, han duplicado el precio de gasolinas y gasóleos.

El gobierno español, como los del resto de los países de la UE, en materia de economía, son liberal-capitalistas, es decir, renuncian a intervenir excepto para defender y continuar beneficiando a las grandes empresas y a los ricachones del país. Y el Jefe del Estado, ya se sabe, es un personaje que se dedica a las labores propias de la farándula deportiva, a los eventos sociales, a lucir los uniformes en exhibiciones militares y a viajar por el mundo. Si eso hacen los jefes, qué podremos esperar de los vices, tal que Solbes y Fernández de la Vega: atechados hasta que pase el temporal.

Siempre que hay protestas de agricultores, pescadores o camioneros, los que no les quieren apoyar, suelen descalificarlas diciendo que son protestas empresariales, argumento especialmente sensible si, como en este caso, hay un gobierno de “izquierdas”. Porque todo el mundo recuerda las movilizaciones de los camioneros chilenos contra el gobierno de Salvador Allende, que tanto deterioraron la situación en el país.

Las movilizaciones de pescadores y camioneros en España, junto con las de otros sectores como taxistas y agricultores, son la expresión de la desesperanza en la que viven millones de personas, patronos de pequeñas empresas, autopatronos y trabajadores autónomos, que ven como la subida descontrolada de los precios los va acercando deprisa hacia la quiebra. Para mí, el autopatrono y el autónomo son unos ciudadanos que se levantan empresarios y se acuestan trabajadores, y nadie puede ignorar a qué nivel de autoexplotación tiene que llegar el dueño de una furgoneta, de un camión, de una lancha, de un taxi o de una pala excavadora para salir adelante mes a mes.

Los trabajadores se ven tan perjudicados o más por la actual situación económica. Se sabe que, aproximadamente, el cincuenta por ciento de los trabajadores asturianos, trabajan en un municipio distinto al de su residencia. Son muchos más los que tienen que coger el coche para ir al trabajo o que, directamente, lo utilizan como herramienta de trabajo. Para ellos no hubo ni hay gasoleos a precio “agrícola” ni de “pesca”. Tienen que pagar las casi doscientas cuarenta pesetas a que está hoy el litro. Cantidad y cantidad de familias, de parejas y de simples ciudadanos ven como mes a mes suben los intereses a pagar por sus hipotecas. Por no repetir los precios que tienen las cosas en las tiendas y supermercados. ¿Alguien sabe por dónde andan y qué dicen los dirigentes de CCOO, de UGT, de USO, de CGT, de CNT y de CSI?

Mucho hablar de solidaridad, pero da asco ver a todo el esquirolaje de siempre ir a llenar el tanque del coche como si lo regalaran, protestar porque llegan tarde a la oficina o a buscar a los niños, cargar los carros en los hipers como si se fuera a terminar el mundo. Mucho hablar de solidaridad, pero lo que se ve que abunda es la misma basura social de los años sesenta. Ya que los sindicatos que no hay no van a hacer sindicalismo, ya que volvemos al siglo XIX con la jornada semanal de 65 horas que aprobaron los que en su puta vida dieron un palo al agua, pues, si somos solidarios y no estamos de acuerdo con lo que nos están haciendo, no vayamos a las gasolineras ni a los hipers, y si hay que llegar tarde al trabajo, pues se llega, y si no se puede ir, no se va. Resistir y no colaborar en nada con un gobierno que solamente sabe ofrecer 25.000 policías con mal talante para aporrear a los que protestan contra la escandalosa estafa de la subida de los carburantes.