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Los oligarcas de Wall Street a la caza del Seguro Social.


Por Paul Craig Roberts.
Traducción: A. Mondragón
tribunahispanausa.com

Hank Paulson, el banquero de Goldman Sachs y Secretario del Tesoro de los EE.UU., que desregularizó el sistema financiero, causó una crisis mundial que arruinó las perspectivas de los bancos y los gobiernos extranjeros, provocó que millones de norteamericanos perdieran sus ahorros para el retiro, sus casas, y sus trabajos, y los contribuyentes fueran dejados con una carga de multi-trillones de dólares por la nueva deuda de los EE.UU., todavía no está en cárcel. Éstá escribiendo en The New York Times haciendo un llamado de que el lío que él causó puede ser arreglado tomando de los trabajadores norteamericanos el Seguro Social y el Medicare por el cual han pagado en forma de impuestos todas sus vidas laborales.


El tratamiento de Wall Street a los pobres ha sido siempre hundirlos más profundamente en la miseria.

Cómo no hay dinero que se pueda hacer de los pobres, Wall Street los esquilma recortándoles sus derechos. Siempre ha sido así. Durante la administración Reagan, Wall Street decidía impulsar los valores de sus bonos y fondos de acciones usando los ingresos del Seguro Social para bajar los déficits presupuestarios. Wall Street creyó que al bajar los déficits esto significaba tasas de interés más bajas y precios más altos para los bonos y acciones.

Dos partidarios de Wall Street, Alan Greenspan y David Stockman, implementaron la incursión contra el Seguro Social de esta manera: La administración de Carter había planeado prevenir un déficit en el Seguro Social estableciendo un calendario para aumentos futuros en el interés sobre las remuneraciones que se pagan al Seguro Social. Greenspan y Stockman conspiraron para adelantar el tiempo para aumentar el interés sobre las remuneraciones antes de que fuera necesario, para tomar el excedente de los ingresos al Seguro Social que podían ser usados para financiar otros gastos públicos, reduciendo así el déficit presupuestario.

Ellos se lo vendieron al presidente Reagan como “colocar al Seguro Social sobre una base sólida”.

Al mismo tiempo, a los norteamericanos se les dijo que los excedentes iban a un fondo fiduciario especial del Seguro Social en el Tesoro de los EE.UU. Pero lo que hay en el fondo son IOUs (pagarés a futuro) del Tesoro por los ingresos gastados. Cuando los “fondos fiduciarios” sean necesarios para pagar a los beneficiarios del Seguro Social, el Tesoro tendrá que vender más deuda para liquidar los pagarés.

El Seguro Social fue asaltado otra vez durante la administración Clinton, cuando la Comisión Boskin fraguó el índice de precios al consumo para reducir los ajustes de inflación que los beneficiarios del Seguro Social reciben, derivando así el dinero de los jubilados del Seguro Social a otros usos.

Constantemente oímos a los gánsteres de Wall Street y a los republicanos y a algún demócrata ocasional que el Seguro Social y el Medicare son una forma de bienestar que no podemos permitirnos, porque según ellos es una “responsabilidad sin fondos”. Esto es una mentira. El Seguro Social se financia con un impuesto destinado a tal fin. La gente paga por el Seguro Social y el Medicare durante toda su vida laboral. Es un sistema del pago por uso en el cual los impuestos pagados por aquellos que trabajan sirven de fondos para quienes se retiran.

Actualmente estos sistemas no están en déficit. El problema es que el gobierno está utilizando esos ingresos para otros propósitos. De hecho, desde los años ochenta los ingresos del Seguro Social se han utilizado para financiar al gobierno en general. Los ingresos de la Seguridad Social se están utilizando hoy para financiar los rescates de un trillón dólares para Wall Street y para financiar las guerras de agresión Bush/Obama contra los musulmanes.

Por derivar los ingresos de la Seguridad Social a la guerra y Wall Street, Paulson dice que no hay alternativa sino sustraer los beneficios prometidos lejos de quienes han pagado ellos.

Los republicanos tienen una extraordinaria animosidad hacia los pobres. En un esfuerzo por sacar a los jubilados fuera de sus sistemas de apoyo, con frecuencia los republicanos describen al Seguro Social como esquema Ponzi e “insostenible”. Y ellos saben por qué. El fraudulento fondo fiduciario, que ellos establecieron para ocultar el hecho de que Wall Street y el Pentágono están cogiendo los ingresos del Seguro Social, es un esquema de Ponzi. El Seguro Social en sí ha estado con nosotros desde los años treinta del siglo pasado y aún está para evitar que nuestras vidas y presupuesto se arruinen. Pero al esquema Ponzi de los derivados de Hank Paulson y su rescate financiero sólo necesitó unos pocos años para infligir un daño irremediable en nuestras vidas y presupuesto.

Hace años, con la estanflación derrotada y un mercado de acciones en ascenso, favorecí la privatización del Seguro Social como una manera de crear un sistema financiado del retiro y para producir mayores ahorros y mayores ingresos para los jubilados. En aquel momento Wall Street estuvo interesado, no por mis razones, sino para recoger los honorarios de administrar esos fondos.

Si el Seguro Social hubiera sido privatizado, yo dudo que Wall Street hubiera permitido la desregularización del sistema financiero. Demasiadas cosas habrían estado en juego.

Después de la última crisis causada por la deshonestidad y la avaricia de Wall Street, confiar en Wall Street para manejar los fondos de pensiones de cualquier jubilado requeriría un grado de fe que ninguna persona inteligente lo haría.

Wall Street ha ido lejos con su incursión en el Tesoro público. Ahora, con los bolsillos llenos, quiere pagar el atraco por recortar el Seguro Social y el Medicare. Habiendo privado a la población trabajadora de sus hogares, trabajos, y de la atención sanitaria, ahora Wall Street está detrás de la seguridad de los jubilados.

El Seguro Social, antes un intocable “tercer carril de la política”, ahora es “insostenible”, mientras que lo verdaderamente insostenible —un sistema financiero no regulado pre-1929 y una multi-trillonaria e inacabable Guerra Global Contra el Terror— son los nuevos intocables.

Esta completa transformación señala la captura completa de la democracia norteamericana por una oligarquía de intereses especiales.