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Interesante informe sobre la inmigración masiva
en España, publicado en El Viejo Topo.

Por Carmelo de Samalea

 

 

Recomiendo a todo el mundo que compre El Viejo Topo del mes de Octubre: merece la pena.

El Viejo Topo, que no es una revista de animales, como creía una joven kiosquera, ha cumplido 30 años de existencia a pesar de la desidia compradora de la izquierda sublectora. En su número 237, entre otros artículos y entrevistas de no menor interés, publica el informe elaborado por Jorge Verstrynge, Gema y Rubén Sánchez Medero que lleva por título: Inmigración, capitalismo, proteccionismo e identidad: El caso español.

Supongo que a muchos les pasará como a mí: Verstrynge, Verstrynge, Verstrynge. Sí, ya lo sé. Pero no se trata de votarle para el comité federal, para concejal de Langreo o para eurodiputado, sino de leer las once páginas de este informe y luego ver en lo que cada uno está de acuerdo, disiente o duda.

A la primera ojeada, sabiendo que dicho informe había sido censurado por el medio que se lo había encargado: Antena3TV, y tras leer la introducción de Miguel Riera Montesinos, director de El Viejo Topo, uno ya tiene la sensación de que, como tantas veces, cualquier parecido de la información suministrada por los centros mediáticos de atraer la atención y la realidad es pura coincidencia.

Yo no sé si me impactó más leer que “hay más médicos de Malawi en Mánchester que en todo Malawi” o los fríos, y oportunos, datos que Salvador López inserta en la página dos de la revista: “depósitos de la élite africana en bancos occidentales: 80.000 millones de dólares. Deuda de los gobiernos africanos con esos mismos bancos: 30.000 millones de dólares”; o que España es el primer país exportador de munición al Africa subsahariana.

Cinco millones de inmigrantes han entrado en España en los últimos cinco años y mientras el 90,7% de la población encuestada es partidaria de algún tipo de regulación, patronal, sindicatos y medios de comunicación hablan de esta inmigración masiva como algo inevitable y beneficioso.

El informe, con brevedad y contundencia, va desmontando los mitos que nos han creado en torno a esta inmigración súbita y masiva: el crecimiento español, más que al flujo del paterismo hay que relacionarlo con el flujo de los 150.000 millones de euros de fondos europeos recibidos en los últimos veinte años.

Ataca el informe, como segundo mito, el de que los inmigrantes vienen a desempeñar trabajos que los del país rechazamos, y argumenta: “Falso. Vienen a desempeñar trabajos que están muy mal pagados. Si la remuneración fuera decente, esos puestos de trabajo estarían ocupados por españoles o por comunitarios.”

Otro dato desmitificador: “La población inmigrante en Madrid representa el 12,1% del total. Sin embargo, consume el 46% de la factura en programas sociales de la región, incluidas las prestaciones por desempleo.”

Echo en falta, frente a la propaganda del oenegenismo y la multietnicidad, unas claras definiciones sobre lo que es, y no es, racismo y xenofobia. Nunca vi a un habitante natural de la península ibérica presumir de superioridad racial, excepto, tal vez, cuatro chalados de alguna secta independentista de las nacionalidades emergentes. Y en cuanto a la xenofobia, más aversión que tenemos a los de la ciudad, concejo o pueblo de al lado, no se la tenemos a nadie.

Siempre que veo a un inmigrante trabajando en la construcción pienso en el empresario que le estará pagando la mitad para ganar él el doble. Repito: compren El Viejo Topo, lean el informe sobre la inmigración y, como dice Riera, se encontrarán con una realidad diferente a la que estamos, o pretenden que estemos, acostumbrados a aceptar.