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El Western.
Mito y Rito para un Pueblo sin Historia.

Por Juan Antonio de Blas.

Capítulo II

Exploradores y rutas


La conquista del Oeste fue la realización de la voluntad de 135 Padres de la Patria estadounidenses que desde el final de la Guerra de la Independencia pensaron en una nación continental, que abarcase todos los territorios situados al oeste de las trece colonias primitivas.

El principal problema para llegar a las costas del Pacífico siempre fue demográfico. Desde 1800 la emigración europea fue en aumento con la huida del viejo continente de las gentes hartas de las cuatro guerras napoleónicas, pero el número aún era escaso para afrentar la vastedad de las tierras libres que ansiaban ocupar los gobernantes USA. Tierras libres que, en realidad, pertenecían a España, desde Florida a California, pero que estaban dentro de lo que Estados Unidos consideraban su territorio "natural". En 1803 la venta de Louisiana por el emperador Napoleón al gobierno de Washington marcó el principio de la expansión USA que, a partir de ese momento, tuvo un planteamiento escalonado, en el que se sucederían los territorios libres, Florida, Tejas, Arizona, Nuevo México y California. Cuando la nación continental fue una realidad, la expansión se prolongó la territorio de Puerto Rico, Cuba y las Filipinas.

El primer presidente que pasó del sueño continental a la acción para conseguirlo fue Thomas Jefferson. Antes de lanzarse a la conquista se necesitaba explorar los territorios y delimitar las rutas que facilitasen el paso de los colonos, y para ello, Jefferson creó el organismo necesario. Su primera decisión fue encargar el servicio de exploración a su secretario particular, el capitán de infantería Meriwether Lewis, que preparó la expedición como una operación estrictamente militar con objetivos geográficos y científicos. El capitán Lewis, después de la organización, decidió tomar personalmente el mando de la misión de exploración y escogió como segundo al teniente William Clark, también oficial del ejército regular. Lewis y Clark tenían experiencia de combate contra los indios y tanto ellos como sus subordinados tomaron cursos impartidos por profesores y geógrafos para ampliar sus conocimientos prácticos.

La expedición militar se componía de una quincena de soldados, seleccionados por experiencia e historial de combate, y nueve exploradores, que fueron, temporalmente, enrolados como soldados de infantería. Las cuatro personas que no estaban adscritas al Departamento de Guerra eran el negro York, criado de Lewis, los intérpretes canadienses Drouillard y Charbonneau, y la esposa de este último, la india shoshone Sacajawea. Confirmada la compra de Louisiana a Francia, la expedición salió de San Luis el catorce de mayo de 1804 en barcas y almadías para navegar por el río Missouri.

Sacajawea con Jean Baptiste, el hijo que tuvo
con Charbonneau, que nació el 11 de Febrero de 1805

Las penalidades comenzaron en cuanto tuvieron que abandonar las rutas fluviales y con el aumento de las rígidas medidas disciplinarias, algunos soldados optaron por la deserción. Hubo bastantes consejos de guerra durante el transcurso de la expedición, con penas que iban de los cincuenta a los cien latigazos por faltas no demasiado graves. Esa disciplina de hierro mantuvo la cohesión de la pequeña columna, hasta el extremo de que la única baja fue la del sargento ayudante, que murió de enfermedad. Los primeros indios con los que tuvieron problemas fue con los sioux que les robaron caballos, pero pudieron eludir el enfrentamiento armado gracias a la donación de licor, lo que valió la amistad alcoholizada de los guerreros indios y facilidades para el comercio.

El primer invierno les obligó a acampar en las tierras de los indios Mandans y construyeron un fuerte con empalizada, en el que se hizo vida de guarnición aislada, inaugurando así la época de los fuertes de la frontera del Oeste, que repetirían su modelo de organización aunque con mayores medios.


Jefe Mandan Cuatro Osos

En la primavera de 1805, reanudaron el viaje hacia el oeste aprovechando el deshielo del Missouri. Ya en abril, alcanzaron la desembocadura del Yellowstone y utilizaron los rápidos para bajar hacia el sur. En junio, alcanzaron la triple confluencia del Missouri y sería gracias al conocimiento de la zona de Sacajawea y sus indicaciones como pudieron dar con el camino a seguir. Entraron en los territorios en los que se practicaba la caza del castor y el mando de la expedición aprovechó para informar a cazadorees, tramperos y comerciantes blancos, procedentes de Canadá, Francia e Inglaterra, de que los terrenos que pisaban eran propiedad de Estados Unidos. La exploración se convirtió así en conquista.

En diciembre, la expedición logró alcanzar las costas del Pacífico al seguir la ruta del río Columbia y llegar a la desembocadura. La misión militar había conseguido su objetivo de reivindicar para USA todos los territorios del norte hasta llegar al océano opuesto a las costas de Nueva Inglaterra.


Explorando las orillas del río Columbia

Las inclemencias del invierno les obligaron a esperar de nuevo por el deshielo primaveral y hasta el verano no conseguirán regresar a los puntos iniciales de partida. En septiembre de 1806, la expedición retornó a San Luis y fueron recibidos como héroes nacionales. En dos años y medio de viajes y exploraciones habían recorrido 6.657 kilómetros y abrieron al tráfico comercial y a las rutas de emigración las tierras de todos los estados que hoy limitan con Canadá. Es lógico que el presidente Jefferson, reelegido para un segundo mandato, se sintiera complacido y llovieran sobre los miembros de la expedición las recompensas gubernamentales.

Lewis fue nombrado general del ejército y, más tarde, gobernador del territorio de Louisiana. No disfrutó mucho tiempo de su merecida gloria, ya que murió en una taberna de Tennessee, en 1809, sin que se sepa si fue asesinado o se quitó la vida. Clark tuvo mucha más suerte. Alcanzó también el generalato antes de pasarse a la empresa privada y fue presidente de la Compañía Peletera de San Luis y gobernador de Missouri. Cuando murió, en 1838, era director de Asuntos Indígenas del gobierno USA. De los protagonistas secundarios, las noticias son imprecisas. Se sabe que Charbonneau regresó al Canadá, que vivió sus últimos años en Montreal y que para entonces su esposa india ya había muerto en las praderas que ayudó a abrir para los blancos. En la actualidad, hay bastantes monumentos a la "Mujer Pájaro" en el territorio norte de los USA. Sacajawea ha tenido más suerte que Doña Marina, la amante india de Hernán Cortés, en el aprecio y reconocimiento de sus conciudadanos.


Hernán Cortés y Malintzin, la Malinche o Doña Marina,
que a pesar de su importante papel, no gozó del
reconocimiento postrero al que era acreedora.

El otro gran explorador, y espía, de la primera expansión USA hacia el oeste fue el teniente de artillería Zebulón M. Pike, que emprendió viajes hacia el sur desde el Missisippi superior a los territorios de Colorado, complementando las expediciones norteñas de Lewis y Clark.

Los primeros viajes de Pike, en 1805-1806, tuvieron como objetivo la exploración de las fuentes del Mississippi, que no pudo lograr, pero sí realizar la misión de reconocer las instalaciones militares inglesas de la frontera canadiense. En esta primera expedición, en la que recorrió cinco mil millas y firmó el primer tratado con los sioux, Pike aprendió a hacer frente a toda clase de desventajas, lo que le valió no perder ninguno de los veinte hombres de su unidad, a pesar de los numerosos peligros, sobre todo climáticos, que tuvieron que soslayar. Consiguió fama de especialista y muchos rivales, pero la protección del general Wilkinson le aseguró el mando de futuras expediciones. Hay que reseñar el pequeño dato de que el general Wilkinson tenía un joven e inexperto hijo que figuró como segundo en el mando de los viajes de Pike.


Zebulon Pike compró en 1805 a los Sioux 2.304 hectáreas
por dos mil dólares en la desembocadura del río Minnesota.
En ese terreno se levantaría más tarde Fort Snelling

La segunda misión de exploración de Pike, por expreso mandato presidencial, fue explorar las cuencas del Arkansas y del Río Rojo, aunque el presidente Jefferson no ignoraba que para realizar ese viaje la expedición tendría que cruzar territorio español y, como es lógico, no se informó, ni se pidieron permisos, a las autoridades del Virreinato de Nueva España.

La principal misión del segundo de los viajes importantes de Pike era informar sobre las fuerzas españolas de la frontera y no el trazar rutas para posibles emigraciones. Al frente de una treintena de hombres, Pike navegó por las aguas del Missouri y, después, a caballo, atravesaron las llanuras del futuro estado de Kansas. Los soldados de Pike empezaron a tener problemas con los indios Pawnes, aliados incondicionales de los españoles, en la zona del río Republican, en la frontera sur del actual estado de Nebraska, pero, por suerte para el pequeño grupo, la cobertura de expedición geográfica funcionó y los indios renunciaron al enfrentamiento armado, ya que sólo combatirían contra guerreros. Alcanzaron las mesetas de Colorado y el jefe de la expedición descubrió un alto picacho que pasaría a la geografía con su nombre: Pikes Peak. A principios del año 1807 llegaron a las montañas Sangre de Cristo y acamparon por un endurecimiento de la inclemencia del invierno en el valle de San Luis. El joven teniente, a pesar de su fama acreditada de explorador, debía ser un poco despistado, ya que en esa zona descubrió un río al que se empeñó en tomar par el Colorado cuando, en realidad, era el Río Grande del Norte.

En febrero, una primavera anticipada les permitió seguir el camino hacia el sur, pero el viaje terminó bruscamente cuando un escuadrón de dragones españoles hizo prisionera a toda la expedición, sin que Pike pensase en oponer resistencia. Los miembros de la expedición de Pike fueron bien tratados y conducidos a Santa Fe, la capital de Nuevo México, donde se les requisaron apuntes tomados durante el viaje y toda la documentación oficial. Esa documentación oficial, acreditando la misión "científica”, libró al teniente Pike de ser pasado por las armas como espía, pero el gobernador español de Santa Fe cometió el error de repatriar la expedición a través de las tierras de Nuevo México y Tejas para entregarlos, en julio de 1807, en la raya fronteriza de Louisiana.


La floreciente ruta comercial con Santa Fe

De inmediato, Pike regresó a Washington, donde trabajó para el Estado Mayor del ejército y ascendió en su carrera militar. No se le imputaron cargos cuando su protector, el general Wilkinson, fue sometido a consejo de guerra por sus turbios negocios en la frontera española, en los que rozó la traición. Pike llegó a general del ejército regular y su brillante carrera quedó cortada por la explosión de un polvorín en York, durante la guerra contra los ingleses de 1812. Le sobrevivieron sus informes confidenciales y hay que destacar que durante la guerra contra México, en I846, los ejércitos USA que invadieron territorio mexicano lo hicieron por las rutas que había explorado el teniente Zebulón Montgomery Pike durante su segundo viaje por el suroeste. Sus documentos secretos sobre la debilidad militar española en las fronteras sur de los USA fue uno de los argumentos de mayor peso para despertar la "necesidad" de ocupar la inmensidad despoblada y casi abandonada de Tejas.


El general James Wilkinson, “Agente 13” del gobernador
español de Nueva Orleáns, murió en 1825
en México capital mientras negociaba su plan para Tejas.

En el norte del México español existía un núcleo comercial desarrollado que tenía a Santa Fe de Nuevo México como centro floreciente, con mercado propio surtido, administración civil y guarnición militar, lo que convirtió a la ciudad en una sociedad en expansión a pesar de su pequeña población. Nuevo México había sido descubierto por Coronado, que seguía la versión "norteña" del mito de "El Dorado", la ciudad de oro con la que soñaban todos los conquistadores españoles, centrada en la búsqueda de "Las siete ciudades de Cibola". Ni que decir tiene que las siete míticas ciudades no aparecieron nunca, pero en 1598, Juan de Oñate colonizó el territorio con quinientos emigrantes hispanos y, lo que resultaría decisivo, siete mil cabezas de ganado que se multiplicarían en ranchos y praderas abiertas. Hacia 1606, se fundó Santa Fe, que se convertiría en la capital del territorio con un mercado saturado y que tuvo una pacífica y prolongada vida, solamente interrumpida por la sublevación india de 1680. La fama de ese lejano lugar, del que se hablaba mucho en los USA por sus posibles beneficios, sería la llave que abriría la Ruta de Santa Fe.

Ese camino comercial se inició desde los USA en 1821, precisamente en el
año en que México se independizó de España. La Ruta de Santa Fe la estableció William Becknel partiendo de Franklin, en Missouri, y llegando a Santa Fe
en un viaje de un par de meses. Sus mercancías alcanzan un beneficio de casi mil dólares por cada sesenta invertidos. El éxito movió a otros comerciantes de San Luis para repetir el fructífero negocio que, además, contaba con el beneplácito de las autoridades de Nuevo México, ya que habían quedado aisladas de la Metrópoli durante los turbulentos años de la guerra de Independencia de México (I8I0-1821). E1 éxito comercial de las caravanas, compuestas de una treintena de carromatos cargados con cincuenta mil dólares en mercaderías y atendidos por un centenar de boyeros y jinetes, fue en continuo aumento. Menos de diez años después de la apertura de la Ruta, en 1830, un convoy llegaba al centenar de carromatos cargados con un cuarto de millón de dólares en mercaderías y dos centenares de hombres en cada columna. Además del beneficio comercial, los participantes en la Ruta de Santa Fe se convirtieron en especialistas y después serían los guías de las grandes expediciones de colonos que avanzarían por esos mismos caminos en la ruta abierta hacia el territorio "libre" del Oeste.

Como complemento de la ruta iniciada desde el lado USA, Antonio Armijo abrió,
en 1829, la vieja senda española hacia California. Encabezó una expedición de treinta exploradores y comerciantes que reanudaron el interrumpido comercio con la "olvidada" colonia de Ca1ifornia. Con la expedición de Armijo, la Ruta de Santa Fe se convirtió en la primera "carretera" continental de América del Norte.

Coincidente con el auge de estas primeras expediciones y rutas de comercio es el desarrollo de empresas peleteras que se extienden por las zonas del Missouri y el Kansas River, en un fabuloso negocio en el que participaron cazadores franceses, capitales ingleses y que, al final, fue un beneficio exclusivo de los estadounidenses, que incluso desplazaron los asentamientos británicos en Oregón que podían haberles cerrado el paso hacia el anhelado Pacífico. La sociedad más importante en este comercio fue la "Compañia Peletera de San Luis", cuyo explorador, organizador, fundador y
director fue el murciano Manuel Lisa, que a pesar de la importancia primordial en el desarrollo económico de esa época ha sido silenciado por la Historia "oficial" USA para potenciar la figura más anglosajona de Jacob Astor. Astor incluso contó con Washington Irving como "asesor de prensa", ya que el novelista popularizó a los cazadores de esta compañía en su obra "Astoria". Detrás de las facilidades dadas a las compañías peleteras estaba la firme determinación del presidente Jefferson, que las convirtió en adelantadas comerciales que sirvieron para, después, defender unos pretendidos derechos de caza como adquisiciones territoriales; derechos que incluso acabó aceptando Inglaterra que sí los tenía en los abandonados territorios de Oregón. Precisamente en la Ruta de Oregon actuó el último de los grandes exploradores y agentes secretos del primer expansionismo USA: John Charles Fremont. Un georgiano, hijo de un emigrante francés, que fue profesor de matemáticas en la América Española antes de retornar a los USA para ingresar en el Cuerpo de Geógrafos del ejército. Como teniente, Fremont dirigió su primera expedición en 1842, en la que contó con la ayuda del guía Kit Carson, con el que formará una pareja irrompible. Salió de San Luis y alcanzó la cuenca interior del Columbia. En esa primera expedición bautizó al pico más alto que encontró con su nombre, con lo que se inmortalizó en las montañas de Colorado.

Como ese año las cosas no habían ido muy bien en el sureste (Tejas y Nuevo México) para los intereses expansionistas USA, Fremont, que tuvo un relativo éxito en su aventura geográfica, se convirtió en un héroe nacional para una opinión pública cansada de desastres. Esa magnificación por la prensa le abrirá la dotación de recursos para nuevas aventuras y, así, en los dos años siguientes pudo explorar las fuentes del río Arkansas y dirigirse hacia la zona norte de California.

La fama se convirtió en celebridad cuando publicó su libro "Expedición de exploración a las Montañas Rocosas, Oregón y California", del que se vendieron más de cien mil ejemplares. El libro fue escrito por Jessie Benton, futura esposa de Fremont e hija de un influyente congresista, cuya capacidad de relatar las experiencias del explorador le granjearía la fama de "conquistador" de California. Los primeros viajes de exploración de Fremont y Carson pronto fueron sustituidos por misiones secretas que se alargaron durante toda la década de 1840 y terminarían en una extraña aventura que merece relato aparte, ya que evidencia la veracidad del refrán castellano de que “unos cardan la lana y otros se llevan la fama”.

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Continuación: Capítulo III. Tejas.